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Segunda parte. Entrevista a Haydee Oberreuter: “Me abortaron en tortura deliberadamente con el argumento de que ese era un terrorista menos”

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Por Carlos Concha Olivares / Fotos facilitadas por Haydee Oberreuter

Continuamos con la conversación sostenida con la dirigenta de Derechos Humanos, Haydee Oberreuter Umazabal, en la que seguimos profundizando en una mirada histórica de los últimos 50 años, ahora desde una perspectiva más personal, pero sin jamás dejar de lado la política, porque en la vida de Haydee la política es un elemento fundamental, como el aire.

También ahondamos en sus motivaciones para quedarse en Chile durante la dictadura. Sobre resistir, sobrevivir, el protagonismo popular, anhelar, volver a soñar, respirar, aferrarse, la justicia, liberarse y liberar a su pez volador. Todo eso y más en esta segunda parte de esta entrevista a Haydee Oberreuter.

¿Por qué decide quedarse y no irse al exilio?

Primero porque nosotros tomamos esa decisión. Nosotros decidimos de alguna manera, no sé, quizás al unísono, pero también el MIR lo decide, el MIR no se asila, nosotros decidimos que el MAPU no se asila y solo considerábamos el asilo para casos muy fundamentados y que definitivamente nos constatara que la persona estaba en serio peligro, en esos casos generábamos alguna operación para pedirles que salieran. Pero, en un principio ni yo ni nadie debía irse, no era esa la idea, la idea era que había que permanecer, había que resistir activamente, resistir activamente en el sentido que si querían dar un paso que les costara todo lo que pudiera dar un paso. Si querían intimidar que se encontraran con personas que aparentemente intimidaban, pero que en la práctica seguían siendo resistentes y nos los intimidaban. Comenzamos a encontrar los mecanismos, es bien curioso, pero las personas a la hora que la adversidad aparece, normalmente encontramos los mecanismos, pero a veces incluso el placer de dar la contra. Me querías sometido, no me vas a tener sometido. Me querías callado, callado voy a estar mientras me obligues a estar callado, pero no voy a estar callado.

¿Cómo se expresa eso?

De mil maneras: Desde lo que comes, donde lo haces, donde estás, como amas, a quien amas, como nacen tus hijos, como crías a los tuyos, que cantas en voz bajita.

¿Después viene la prisión política? Después del horror que se vive: ¿Cómo se sigue adelante tanto a nivel político como personal?

En mi caso particular quizá hubiera tomado una decisión super diferente, quizás hubiera dicho hasta aquí. Porque amo estudiar y me dolía muchísimo no poder seguir estudiando. El 73´ me habían cerrado toda posibilidad de seguir estudiando, siendo muy buena alumna y eso es probablemente una de las cosas que más me dolió hasta ese momento. Pero, cuando caí en manos de la Armada la primera vez estaba embarazada nuevamente y el que mataran a mi hijo, el que me abortaran en tortura deliberadamente, aborto forzado en tortura, con el argumento de que ese era un terrorista menos. En ese mismo instante sentí que si sobrevivía a aquello, lo que iba a pasar era que iba a dedicar mi vida entera a asegurarme a que no solo se fueran, sino que además pagaran. Fue una decisión que tomé con una tranquilidad en la certeza que me estaban matando en realidad, la tomé con una tranquilidad tan grande que ni siquiera me dio para tener rabia, sino que simplemente sentí que la fortaleza que me aportaba ese dolor inenarrable era finalmente el que iba a asignar toda mi vida para adelante; y así fue. Porque sobreviví y como sobreviví entonces dediqué toda mi energía, sin decirle nada a nadie, a devolver, a quedarme, a sumarme a cuanta lucha había que dar, y en cada una de ellas ofrendarla a mi chiquitito.

¿E incluso así no le dio deseo de tomar las armas y salir a ajusticiar a los responsables?

No. Desde muy niña tuve la absoluta convicción de que la resolución armada de los conflictos no tiene sentido, y la resolución armada de los conflictos por parte de los pueblos, menos aún. Al final siempre hay una mano que está atrás negociando con las armas, que está ganando mucho más y, finalmente, está sirviendo a un propósito revolucionario por el cual el pueblo está ofrendando su vida. Mira la historia, basta con leer la historia. Sé que los humanos desde que existimos hemos estado resolviendo los temas a golpes, a macanazos, pero no creo que la resolución armada de los conflictos sea un camino para los más pobres, creo que podría serlo el día que estuviera en igualdad de condiciones para afrontar al poderoso. Pero una vez que adquieres el poder, más cuando lo adquieres por las armas, no te queda otra que mantener el poder por las armas y eso no tiene que ver con el protagonismo popular, ni con el protagonismo histórico. Te constituyes en un nuevo poder, una vanguardia que sustituye y habla por. Además, el poder es muy perverso, a la hora que el otro se lo ocurra decir que me quiero poner un tatuaje de cualquier cosa, le dices hasta aquí te llegó la fiesta porque no te autorizo el tatuaje y lo encarcelas o lo matas, no estoy diciendo eufemísticamente, estoy diciendo experiencias concretas que he conocido y que me abruman, que me entristecen mucho, pero que vienen a constatar lo que mi corazón me dice es que bien vale la pena que uno se termine muriendo de cansancio, de viejo, de haber levantado organizaciones toda la vida, y a lo mejor haber avanzado solo un poquito en la historia, pero nunca voy a creer en la resolución armada de un conflicto como un camino para el pueblo.

¿Cómo era la relación en los 80´ con los grupos armados en las poblaciones, en la articulación política?

Los grupos armados nunca fueron predominantes. En la organización popular siempre hubo una gran diversidad, los grupos armados fueron una parte, y tenían un punto que era muy acertado, estaban haciendo las cosas de una manera que a uno lo hacían pensar dos veces. Una era que frente a la agresión armada era justo y necesario plantar cara armada. Era tan evidente que nos mataban todos los días que tu entendías y, aunque no compartías y sabías que ese camino no iba a llegar a ninguna parte, entendías la reacción, sobre todo la reacción de los más pequeños, los que tenían 15, 16, 17 años en ese momento y que habían visto a nuestra generación como una generación derrotada, no como una generación a la cual mirar con respeto, veneración, o como sus lideres. Porque ellos empezaron a ver como retornaban los viejos proceres al país y que discurso traían, que venían con el discurso de la renovación y por lo tanto era todo lo más parecido que le escuchaban a la Democracia Cristiana, los jóvenes decían con estos estamos perdidos. Empezabas a encontrarles algo de razón en la forma de abordar. La otra cosa que tenían es que efectivamente estaban teniendo una formación militar de buen nivel. Entonces tu decías: ok, se está enfrentando una persona armada a otra que está armada, tristemente otro hombre del pueblo que está armado para defender los intereses de los poderosos, no son los oficiales del Ejército, porque los que van a perseguir, a dañar, a los que se sublevan también es pueblo. Pero, por lo menos las fuerzas estaban equiparadas. Entonces, no puedes negar, no podría negar que había una dimensión del corazón de uno que decía: ¡Bien! Pero, en mi caso siempre pude conversarles, porque por lo demás siempre he estado vinculada a las poblaciones. Muchos de ellos, en el caso nuestro, jóvenes que eran parte de las comunidades cristianas y que pasaron a integrar el grupo Juvenil Lautaro, que con el tiempo se fue militarizando, son cualquier cosa menos gente tonta, son muchachos super sensibles y bien formados políticamente. El tema es, por lo menos en mi caso, puedo acompañar en muchos sentidos, entender el razonamiento que hay detrás, pero compartirlo como fórmula de resolución política, no la comparto.

Silencio absoluto

¿En qué momento se reconvierte en una activista de Derechos Humanos?

Creo que inmediatamente asumido el proceso post dictatorial. Me doy cuenta muy pronto, trabajé en la Vicaría de la Solidaridad, el tema de los Derechos Humanos no me es ajeno en lo absoluto. El tema era, habiendo una dictadura, identificarme exclusivamente como alguien que era una defensora de Derechos Humanos es algo que no hice nunca. Lo que si tenía claro es que era una persona que, circunstancialmente, le habían sido violentado de la peor manera sus Derechos Humanos. Pero, no era una persona que se definiera a sí misma, como hoy, como una dirigenta de Derechos Humanos, para nada. Ahora, al muy poco andar de la dictadura, y de los resultados de los esfuerzos de la primera etapa de la Concertación, de pacificación del país, había una serie de grupos que todavía permanecían diciendo: “No es así la cosa”, vi claramente que se podía perfectamente violentar los Derechos Humanos en democracia y ese ha sido parte de mi discurso permanente a lo largo de los años. De la misma manera que no creo en la resolución armada de los conflictos, no lo creo ni para el Estado, ni para quienes estén como contraparte del Estado, y de verdad me pareció una señal súper preocupante el que estuviéramos iniciando el periodo post dictatorial con prácticas que, evidentemente, la creación de “La Oficina”, una serie de aspectos los cuales dices: ¿Qué está pasando? Con el tiempo esa dimensión, que es una dimensión con la cual creo estar suficientemente documentada, en la cual he trabajado disciplinadamente por muchos años, fui levantando opinión, fui generando organización, y fui tratando de darle coherencia a una serie de demandas que se empezaban a acumular, y era evidente que se buscaba cerrar el tema de la deuda histórica de la dictadura, con las víctimas de sus abusos y de crímenes, en exclusivamente los detenidos desaparecidos, y eso claramente no era lo que aquí había pasado.

¿Qué era lo que había pasado?

Aquí había una enorme cantidad de personas que habían sido exiliada, que habían sido exoneradas, que habían sido sobrevivientes de prisión política y tortura, incluso personas que habían sido exonerados de la posibilidad de seguir estudiando, personas que fueron trasladas de regiones, que fueron desplazadas sin su autorización, a las que les fueron expoliados sus casas, sus propiedades, sus vehículos, personas a las que incluso se le quitaron sus hijos. Entonces, esas cantidades de deudas de la dictadura, en mi caso por lo menos tenía mediadamente claro que no estaba dispuesta que se consolidara en el tiempo, y de ninguna manera. Es cierto, toda mi vida he sido una leal acompañante en la búsqueda de los detenidos desaparecidos, que nos faltan a todos, pero no estaba dispuesta a aceptar que se cerrara el estanco de las deudas de la dictadura en exclusivamente los detenidos desparecidos. También faltaban los ejecutados políticos ¿No? Hay una cantidad de deudas del Estado de Chile que han permanecido muchas de ellas en el silencio absoluto. Los desplazamientos forzados son uno de ellos, gravísimo y bueno no estaba dispuesta a permitir que eso fuera, por lo menos en mi nombre, como en el golpe dije que esto no iba a pasar en mi nombre, pero bueno tampoco esto otro. Entonces, he seguido adelante, a veces no contando con la inmediata comprensión de mi entorno, pero con el tiempo finalmente he logrado, con perseverancia y con el cariño, y también el respeto de las y los compañeros, que se han dispuestos a luchar. Al comienzo la idea que se abriera una Comisión Rettig nos hizo muy felices, pero muy felices. Es solo que después de la felicidad viene la reflexión y dices se va a cerrar aquí todo esto, y te empiezas a dar cuenta, revisas todos los discursos de esa época y todos los discursos dicen hasta aquí, con esto se recupera la democracia y seguimos adelante, y no. Así fue como nos costó 13 años. 13 años de estar dando vueltas en la calle con el tema de la prisión política y la tortura para que se abriera la primera comisión calificadora de prisión política y tortura en el 2003. 13 años. Y hasta el día de hoy, porque Ricardo Lagos abrió la comisión, luego en el 2004 emana de ella no solo la nómina de quienes fuimos calificados, sino que además emana una ley que se denomina de reparación, y lo primero que hace esa ley es imponernos 50 años de silencio, que ni siquiera los propios tribunales tienen acceso a la información que entregamos en nuestros testimonios, y esa barbaridad se mantiene hasta hoy. A diferencia de la Comisión Rettig, nos crean una comisión, sí, pero no nos dan un órgano continuador, entonces nadie en el Estado se hace cargo de ser el interlocutor para este sector. Y así estamos.

Juventud luminosa

Este año se cumplen 50 años del golpe cívico militar: ¿En algún momento se ha puesto a pensar o a imaginar que hubiese sido de nuestra sociedad, y que clase de personas hubiésemos sido, si no hubiese habido golpe de Estado?

Esto de la revolución y las estrellas. Los movimientos sociales y las historias de la humanidad son un poco como las olas del mar. Avanzan y se retraen. La mera observación de la naturaleza te permite saber que de la misma manera que nuestro corazón se dilata, se contrae. Y así estamos siempre. Pero no me cabe ninguna duda de que, si el gobierno de la Unidad Popular hubiera podido llegar a término, y hubiera podido llevar adelante algunas de las grandes políticas, entre otras, el presidente Allende fue muy visionario en materia femenina, es notable la cantidad de temas en los cuales pone a la mujer como una protagonista importante. Desde luego, de acuerdo al contexto de la época, pero el hecho de considerar que las mujeres tanto derecho al descanso del trabajo como los hombres, que hiciera que los balnearios populares, que luego los malditos de la dictadura convirtieron en centros de tortura, pero los balnearios populares permitieran que las compañeras descansaran y no tuvieran que estar cocinando con una cocina instalada adentro de las cabañas, fue un tema que el presidente puso. El hecho de que la COFOMAP, que era la iniciativa para las experiencias silvícolas en el sur, considerara las mujeres como parte de la lógica productiva, que siempre dentro de sus discursos incorporó a las compañeras, estoy segura que habríamos avanzado infinitamente más, en derechos, en justicia. El presidente era un revolucionario que tenía muy presente como era su pueblo. No es casual que su pueblo lo siguiera y que se generara este fenómeno tan singular que fue el Allendismo. No es casual que una enorme cantidad de mujeres fueran Allendistas, mi madre entre ellas. No me cabe duda de que nos las habríamos arreglado para ir para adelante y para atrás, pero creo también, con iniciativas tan notables como la del haber querido avanzar en materia informática, por ejemplo, un proyecto maravilloso, de la Unidad Popular que pondría a Chile a la cabeza. La nacionalización de las riquezas básicas, habrían puesto a Chile, si se hubieran mantenido en el tiempo, que los militares incluso las mantuvieron, si se hubieran mantenido en el tiempo las riquezas de las cuales se ha salido regalado este territorio, podrían asegurarle a cada chileno un destino tanto mejor.

¿Y cómo se recuerda hoy ese proyecto político social y popular?

Tengo mucha esperanza, mucha ilusión en que lo que están haciendo hoy día las organizaciones para recordar, para rememorar, para soñar a partir de lo que fue ese proyecto y ante la ausencia hoy de un proyecto. Además, la necesidad de generar proyectos políticos ayornados, obviamente hoy día el mundo es diferente. Pero el presidente, fue claramente un visionario, un tipo muy de avanzada que incluso los jóvenes de la época no entendimos suficientemente. Muchos de nosotros considerábamos que el presidente era así como condescendiente con las ideas de la gente progre, nosotros queríamos que fuera todo revolucionario, pero si ese gobierno se hubiera mantenido otro país tendríamos. No por casualidad, el gran capital y los poderosos vinieron a sangre y fuego a detener los avances de la historia en 1973. No por casualidad, ellos vieron efectivamente una gran amenaza. Esto no era Cuba, pero esto era muy probablemente un camino que pudiera contar, incluso contó en su momento con Tomic (Radomiro) que le pasa sus votos, le da su apoyo al presidente Allende. Estas alianzas amplias que en ese momento permitían que el presidente asumiera el poder, eran parte de un espíritu de cambio que recorría el continente completo. Eso, sin duda, habría dado un resultado muy diferente, no hay que olvidar que en toda esta conversación no hemos mencionado ni una sola vez, que esto no solo nos pasó a nosotros, nosotros estamos cumpliendo 50 años de dictadura junto con los hermanos del Uruguay, este pueblo y muchos otros pueblos en el mundo éramos profundamente internacionalistas y latinoamericanistas, y bueno en esas esperanzas de cambiar el mundo, se nos instalaron dictaduras desde el país del norte. Hoy por hoy estamos con la memoria unida con el pueblo uruguayo y próximamente vamos a empezar estar con la memoria unida con los demás países, porque las cortinas comenzaron a bajarse una tras otra en ese periodo. Esta juventud luminosa de la revolución y las estrellas tuvo que aprender a hacer de la noche día, y seguir viendo las estrellas cuando eran las horas en que se cernía el toque de queda sobre nosotros, y en tanto nosotros imprimíamos panfletos y hacíamos planes para la siguiente vez que le íbamos a crear muchas dificultades a quien nos estaba obligando a caminar por donde no queríamos. Tengo esperanza y tengo la convicción de que, aunque el panorama se vea profundamente complejo en este momento, de alguna manera no sin mucho esfuerzo, capacidad organizativa, y ojalá rompiendo el cerco de la atomización de la cual son víctimas todas nuestras organizaciones, que es una forma organizacional de individualismo, superando aquellas barreras, lo más probable es que seamos capaces de salir adelante. No me extrañaría que ocurriera en el marco de la instalación de un gobierno de ultraderecha. Pero, siempre habrá quien pueda mantener en alto las banderas de la resistencia y de la capacidad de seguir viendo donde encontrar estrellas y revoluciones que impulsar.

El Pez Volador

Su historia se da a conocer a través de una entrevista realizada por la periodista Alejandra Matus. ¿En qué momento decide contar esa historia, la suya y la de su hijo, al público en general, en una entrevista primero y luego en un documental?

No fue una decisión o por lo menos no fue una decisión consciente. Sucedió, y esto dicho bien brevemente, porque fue algo que duró varios días y fue bien ingrato. Me llamaban desde distintos medios de prensa para de golpe y porrazo decirme cosas como: “A usted cuántos perros la violaron”. Esto fue inmediatamente después que saliera el Informe Valech, y pareciera ser que alguien le dijo en alguna parte entrevisten a Haydee, y alguien dio mi teléfono. Me llamaban a la casa a preguntarme barbaridades de ese tipo y la única persona que hizo la diferencia fue una jovencita, que se identificó, me dio su nombre, y me dijo que pertenecía a un medio, que era un medio poco conocido me decía ella, pero igual somos muy serios, “Plan B”.

-Soy Alejandra Matus, para mí sería un honor poder conversar con usted

Fue super considerada.

-Me han dicho que usted es una importante lideresa de los presos políticos, de los sobrevivientes de la prisión política y tortura, y como salió en el informe Valech, quisiera preguntarle específicamente sobre las organizaciones de mujeres. Qué pasa con las presas políticas.

A mí me pareció tan interesante, que hacía una pregunta tan valiosa, que inmediatamente le dije:

-Sí, encantada, conversemos, ven, ahí coordinamos.

Creo que vino al día siguiente o al otro, no me acuerdo, pero inmediatamente fue una persona que me devolvió la respiración. Porque la verdad es que cada vez que atendía el teléfono no sabía con qué barbaridad me iba a encontrar. Bueno llegó, y efectivamente tuvimos una conversación inicial que tuvieron que ver con las mujeres presas, las mujeres organizadas, la resistencia de las mujeres, las características de la resistencia de las mujeres, etc. Después de un buen rato, en que creía que la entrevista se acababa, ella me dio un par de palmaditas en mi pierna, estábamos sentadas la una al lado de la otra, un poco como en diagonal, en un sofá, me dio un par de golpes entre la rodilla y el muslo y me dijo:

-¿Cuál es tu historia?

A esa altura estábamos bastante más en confianza y por razones que desconozco absolutamente, o ella me dio confianza o quizás por el hecho que había concluido la comisión, hubiera sentido que era un momento ya, porque ni siquiera en la comisión mencioné esto. No conté esta historia. La comisión pedía que tu fueras un preso, que pudieras acreditar, y esas cosas. Tenían ahí las carpetas con mis detenciones, la persona que me entrevistó además me conocía, me había ido a sacar a distintos lugares, para ella era evidente que calificaba, de acuerdo a los criterios de la comisión. Entonces, lo único que dije es quiero que dejes constancia de que fui objeto de aborto forzado en tortura, pero eso fue todo. En cambio, con Alejandra, esto fue mucho después, una cosa es cuando te toman tu testimonio, y habrá pasado un año entre una cosa y la otra, con Alejandra empecé y bastó con que dijera la primera palabra y comenzó a salir el relato, incluso es como que el relato habló por mí. No sentí que hubiera tenido control de ese relato, quizás estaba guardado en mi corazón por tantos años que no sabía ni como decirlo, pero se lo dije, y ella lo que hizo fue cumplir con enviarme el texto para que lo revisara. Le di los nombres de otras compañeras que conocía, de compañeras de calabozo en la cárcel de San Miguel que habían pasado por cosas semejantes, de violencia horrible, incluso de violencia sexual correctiva. Hay dos artículos en esa edición; uno relata la entrevista conmigo y después hay otro sobre don Vicente (Bárzana), el señor que presenta la demanda, y son dos artículos notables. Desde el punto de vista periodístico de verdad que son una joyita. Ahora, le pedí expresamente que no se les fuera a ocurrir ponerme en portada. Ella lo niega hasta el día de hoy, y eso dio origen a que me pusiera en la portada, cuando autoricé el texto, en realidad le cambié dos cositas, había puesto que había estudiado en las monjas en Viña y era en Valparaíso, una cosa muy básica, pero el resto, la memoria de la Ale, era una entrevista larguísima, de verdad quedé muy impactada de su capacidad de agarrar lo esencial. Pero, me puso en la portada, porque además era una especie de publicación alta, en ese tiempo todavía los quioscos funcionaban, estaba en todos los quioscos, empezó a llamarme la gente, los amigos, algunos a llorar a gritos, otros a retarme de cómo nunca les había dicho nada. Fueron mis hijos, fue una cosa tremenda. Ella me dijo:

-Sale mañana, te estoy avisando, que sale mañana.

Le dije:

– Te recuerdo que te pedí expresamente…

– Lo siento está en portada, ya está impreso, no hay nada que hacer.

Bueno decidí no hablarle, me encerré y decidí no hablarle. Estaba tan enojada y sobre todo estaba muy incómoda con la exposición, había podido hacer toda una vida, y de repente todo el mundo iba a saber que me habían abierto del pecho al pubis, que habían matado mi guagüita, eran cosas que tenía guardadas en mi corazón, en mi vida íntima, para mí fue super complicado. Sin embargo, si no hubiera hecho eso no habría pasado nada de lo que pasó después, y resulta que ahora reconozco como una de las decisiones más acertadas de todo este proceso el efecto que tuvo la intervención de la prensa materializada y personalizada en Alejandra Matus. Mira que quiso la historia que terminó siendo ella. La conocía solo de referencia por “El libro negro de la justicia chilena”, ni siquiera junté peras con manzanas. No me sonó nada.

¿Y cómo se fraguó el documental “Haydee y el Pez Volador”?

Es una historia que corre paralela. Iban a ser los treinta años. Imagínate iban a ser los treinta años del golpe, 2003, cuando estaban haciendo la Comisión Valech. En ese momento, el canal Televisión Nacional de Chile había decidido hacer una serie de documentales y por alguna razón, que no tengo idea cuál, habría que preguntarle a la Pachi Bustos, un documentalista de apellido Insunza (Pablo), decide que va a hacer un documental con cuatro personas que le parecen notables. Pareciera ser que a este director le atrae el que fuera una dirigenta, mujer que al mismo tiempo fuera carnavalera, metía en las poblaciones. Eligió también a un compañero que era el director del teatro Aleph, un tipo increíble que en los campos de concentración montó grupos de teatro, el Oscar Castro, el “Cuervo”, y un personaje que era un pianista muy connotado y la otra era una comunidad mapuche que había sido arrasada. Ese era como el documental. Empezamos a trabajar y fuimos grabando las imágenes. La encargada del guion creo que era la Pachi. Finalmente, ese documental no llegó a las pantallas, algo pasó entremedio, pero con la Pachi nos hicimos amigas. Entonces, la Pachi fue siguiendo esta historia de cuando fui a dar testimonio, de cuando la Alejandra Matus me entrevistó, de cuando me enojé con la Alejandra, y pasaron desde el 2004 hasta como el 2012 que nunca más le dirigí la palabra a la Alejandra. Hasta que un día el ministro Solís (Alejandro) me dijo: “Haydee todos sus culpables se están muriendo, me quedan cuatro, entonces si no cerramos esta investigación van a quedar todos en la impunidad más absoluta. Además, parece que he sido suficiente problemas para el sistema. Así que me temo que pronto me van a sacar”. Justo fue lo que pasó. Estaba bien mayor el ministro Solís, a pesar de lo tremendamente brioso como siempre, muy entusiasta en el trabajo que desarrollaba. Ahí cerramos el proceso. Llega el ministro Llanos (Leopoldo), cerramos la parte que le correspondía a Solís, emite un fallo por la Corte de Apelaciones y sobre lo único que se van a pronunciar es sobre la tortura. Ahí decidí que iba de casación a la Suprema. Pero, en vista que pasó esto con el ministro Solís, consideré que era suficiente el ostracismo de mi parte con la Alejandra. La Alejandra al final de cuenta era el origen de todo esto, por lo que tenía derecho a saber como había hecho algo que había tenido consecuencias tan relevantes en la vida de una sencilla entrevistada. Después de eso hay como una edición más de “Plan B” y se acaba. Entonces, era como que todo había quedado suspendido y la busqué. Por su puesto la encontré en las redes, a esa altura existían las redes. La encontré, le dije:

– ¿Te acuerdas de mí?

-Por supuesto.

-Tengo algo que contarte.

Y nos juntamos. Le llevé de regalo el escrito, el sumario en versión resumida, y le dije, así como soy, toda ceremoniosa:

– Mira esto es lo que pasa cuando alguien como tu siembra rosas en el mar y de pronto de la nada se devuelven los pétalos a sus pies.

La Alejandra no me pescó con mi ataque de simbolismo, miró y miró, levantó la cabeza y me dijo:

– ¿Tú conoces a este caballero?

– No, no lo conozco.

¿Sabes si está vivo o está muerto?

– No sé si está vivo o está muerto. No tengo idea dónde vive, no sé nada.

– Tú y yo desde ahora mismo vamos a buscar a este señor. Si está vivo lo vamos a ir a llenar de besos y abrazos, y si está muerto le vamos a ir a hacer la ceremonia más hermosa que podamos hacerle. Este señor es un héroe, el mérito es de él.

Ahí mismo caí en cuenta que no había considerado la importancia que había tenido Don Vicente y, por supuesto, me puse disciplinadamente a buscarlo.

¿Lo encontraron?

El señor vivía en Ñuñoa, vivía cerca del Teatro California, en una calle que va hacia Simón Bolívar. Lo encontramos. No me acuerdo si coincidentemente era la fecha que falleció su esposa, o era un aniversario del fallecimiento de la esposa y nos pidió que fuéramos al miércoles siguiente. Fuimos con la Alejandra al miércoles siguiente y era un señor singularísimo. Era evidente que solo alguien como él podía haber hecho algo como lo que hizo, sin pretender representarme, sin nada. Simplemente como un acto de justicia hizo esto. “Yo no me recibí de abogado para ser un lleva papeles”, decía. Nos mostró la Remington. El año 2004 él escribió esa presentación, en el 2004 todos teníamos computadores, el escribió esta presentación con una Remington, enorme, pesadísimas, que tocan las campanitas y las correcciones la hizo con un lápiz bic, y su timbre, como a la antigua, con cachirulo y todo, y se fue a presentar la denuncia a los tribunales en Valparaíso. Logró algo que no había logrado nadie. Porque la verdad, no solo hizo lo que no había hecho nadie, sino que logró que un tema que no veía ningún tribunal, que eran temas de torturas se abriera a considerarlo como un tema atendible y la Corte de Apelaciones de Valparaíso, en particular, que siempre fue, o al menos un comienzo fue extremadamente puntillosa en entrar en contradicción con la Armada de Chile, sin embargo, en esta oportunidad respecto de un aborto forzado en tortura, la Corte se juega la piel y acepta la presentación, hecha por don Vicente, que varios abogados me han dicho que es una joya de presentación. A lo mejor por eso no pudo la Corte deslindar el hacerse cargo. De ahí en más con la Alejandra hemos sido muy cercanas. De ahí en más, también sucedió cuando le conté este encuentro que además sucedió un día miércoles 11 de septiembre, nosotros no nos dábamos cuenta por qué no había nadie en la calle. Nosotras estábamos con Don Vicente y no había nadie en la calle. Casualmente si no fuera porque mis hijos me llaman: “Mamá vienes o no vienes al Estadio Nacional”, no nos habríamos dado cuenta que en realidad, el entusiasmo de ir a buscar a este señor era justamente un 11 de septiembre. De ahí en más seguimos juntas y la Pachi Bustos toma la decisión, de cuando le dije que habíamos encontrado a don Vicente, la Pachi me dice: “Haydee, esta historia hay que contarla”. Ahí la Pachi tomó la decisión al parecer, o quizás la tomó antes, pero frente a este hecho en particular. Fueron muchos años de trabajo. El documental recién se estrena en 2019. Todas las cosas con presentar los proyectos, tarda mucho tiempo. Asumió la producción la Paula Castillo que es una tremenda productora. Además, todo esto me cayó del cielo. No hubiera imaginado que iban a hacer una cosa así. Casi creía que la Pachi iba a hacer un documental como para mis nietos. Una cosa así miscelánea para la familia. Nunca imaginé que iba a tener ni la factura, los músicos de la sinfónica de la Habana tocando la banda sonora, se grabaron en los estudios de Pablo Milanés y, de verdad, si alguien algún día le quiso hacer daño a ese niño, la verdad es que la vida se las ha arreglado para ponerlo por todo lo más arriba, lo amoroso, lo contenido y lo bien que hubiera querido para criarlo. En ese sentido, por más que me haya enojado con esta, con la de aquí y la de más allá, al final de cuentas las piezas han ido calzando de una manera muy hermosa. Al final para mí se ha convertido en una de las formas más bella de Justicia y de reparación integral. Mucho más que los tribunales y todo lo demás, y esto concluye que también la Suprema lo registra el documental, que ellos no se pueden pronunciar respecto de un nonato. Sin embargo, estoy segura que a la hora que van a juzgar a una mujer que abortó, desde luego se van a pronunciar respecto de ese nonato tiene existencia, razón, todo desde el minuto mismo de la fecundación, pero en este caso no se puede pronunciar respecto del nonato y solo se van a pronunciar respecto de los apremios ilegítimos, entiéndase de la manera del lenguaje legal, de lo que nos ocurrió, que es la tortura, solo ocurrió conmigo y no pueden hablar sobre un ser que no alienta vida. Entonces, es allí donde decido hacer justicia por mano propia. Las personas se asustaron cuando dije que iba hacer justicia por mano propia. Bueno mano propia era enarbolar un pececito de papel y liberarlo al mar y al cielo, eso era mi mano propia. Es una manera de decir también que libero, porque los pececitos voladores nunca andan solos, ellos andan en patota y como los nuestros son una patota, y estoy segura que cada día van a seguir apareciendo más mujeres a las cuales les pasó lo mismo que a mí, entonces ahí andan juntos nuestros pececitos voladores impidiendo que los quieren atrapar en el mar se ponen a volar, los van a agarrar en el aire se ponen a nadar. Es una manera de darle existencia y simbolismo, y tenerlos donde encontrarlos cuando los buscan. Cuando te arrancan un hijo de esa manera, lo tienes presente siempre, y lo buscas, lo sueñas, lo imaginas. En el 2016, si no me equivoco, hicimos esta ceremonia de liberación. Mariano Puga, un gran amigo mío, me ayudó, reflexionamos mucho sobre como liberarlo, y 40 personas me acompañaron en esa embarcación frente al Cuartel Silva Palma, en el mar de Valparaíso, lo liberamos y el habría cumplido 40 años en ese tiempo. Entonces, lo regalamos al mar y al cielo, con 40 años. Y ahora siempre digo que tengo tres hijos: Dos que están en este mundo y uno que lo veo cada vez que lo miro al cielo y cada vez que huelo y encuentro el mar.

*Publicado en la edición N°21


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