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Primera Parte. Entrevista a Haydee Oberreuter: “Son los propios familiares de los detenidos desaparecidos que han tenido que arañar la tierra para buscar a los suyos”

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Por Carlos Concha Olivares / Fotos facilitadas por Haydee Oberreuter

Haydee Oberreuter Umazabal nació y vivió su juventud en Valparaíso. En el puerto, y desde muy pequeña, hace sus primeras aproximaciones a la política. Pronto se convierte en dirigenta estudiantil y una vez estudiando la carrera de Historia en la Universidad de Chile de Valparaíso, atraída por sus principios de clase y con el protagonismo poblacional y campesino de sus fundamentos, comienza a militar en el Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU).

Tiene 19 años para el Golpe de Estado y pronto asume la clandestinidad. Arma la Resistencia contra la tiranía y sufre sus consecuencias. Para el primer gobierno post dictadura se le encomienda la tarea de consultar al pueblo “cómo querían que fueran las cosas”, narra. Finalmente, presenta su renuncia por la falta de disponibilidad de las autoridades de la época a relevar un desafío así. No acata la orden del MAPU de adscribirse al Partido Socialista o al Partido Por la Democracia. Deja la militancia y se convierte en activista defensora de los Derechos Humanos. Se transforma en una reconocida dirigenta de los/as prisioneros/as políticos y torturados/as de la dictadura cívico militar, de los/as sobrevivientes. Es candidata a la Convención Constituyente y en el 2022 asume, por un año, el cargo de subsecretaria de Derechos Humanos.

La historia de Haydee es la de una generación “que quiso alcanzar las estrellas con las manos”, tal como lo define. Personas normales que vivieron un momento extraordinario. Los miles días de la Unidad Popular, el Poder Popular, la extirpación de un sueño por parte del gran capital y los poderosos, de los fascistas, la prisión política, el tormento, el horror, el aborto forzado en tortura. En una trabajada entrevista con revista Grito conversa en extenso sobre su vida política, la que quisimos dividir en dos partes. A los 50 años del golpe militar, un repaso a nuestra historia contemporánea a través de Haydee Oberreuter.

¿Cuál es su primera aproximación con la política y de qué forma se da?

Tiene que ver con mi generación. Crecí en un mundo que valoró mucho la participación de las personas en política, en la vida social y comunitaria. Entonces, en mi familia aun cuando tenían posiciones a veces incluso controvertidas estaba siempre presente la política. Tenía familiares de todo tipo, gente de clase media alta, gente pobre, lo único que tenía en común mi familia eran razones de persecución, porque habían llegado desde Europa. Por el lado de mi madre vinieron de España, eran anarcosindicalistas, era gente que tenía una tradición de organización. Por el lado de mis abuelos paternos también y seres libres pensadores, de ser gente que les daban vueltas las cosas. Cosa que no constituía nada extraordinario respecto al contexto en el que estábamos. Soy de la generación que además tuvo educación política, educación cívica, que tuvo que leer diarios, que tuvo que interpretar diarios, que tuvo que representar roles que le resultaban adversos; muchas veces te tocaba defender una causa que no la compartías plenamente. Pero, el ejercicio consistía que tenías que aprender todo lo que tenías que aprender o alcanzabas a aprender de esa posición y defenderla, y desarrollar la capacidad de ingeniar argumentos. Lo otro que me llamó profundamente la atención, siempre, y no lo puedo negar, fue el trabajo que hacían mis abuelos maternos. Mi abuela Elena era mutualista y sufragista y mi abuelo sindicalero, un hombre que hacía todo lo que pudiera, porque además como sindicalista lo sacaban de los empleos con mucha rapidez o se lo pasaba preso. Pero, en el intertanto en el Cerro Cordillera, en el Cerro Toro, estos viejos, los zapateros, lo que hacían era formar a la gente que estaba sindicalizada, y la formación partía entre otras cosas por alfabetizarlos y, muchas veces, una parte de la formación es que aprendieran a hacer una firma propia de los trabajadores, para que por un lado supieran leer los contratos de trabajo y, por otro lado, tuvieran la dignidad de poder firmar con una identidad propia y no solamente con su pulgar. Mi politización tiene que ver con eso. Otra cosa es que, desde muy pequeña, desde la enseñanza básica quería formar centros de estudiantes y me lo llevé en eso, siendo dirigente estudiantil hasta el golpe de Estado. Tenía la firme convicción, cuando era una pre adolescente, que cuando fuera grande sería de izquierda. Fui adolescente y pre adolescente en medio de las campañas de Frei y de Allende, del mundo de la post guerra, siendo más joven y, más grande, de Woodstock y Vietnam, de la Revolución Cubana, nada de eso a uno como joven le podía pasar inadvertido. No creo que sea una excepción en absoluto, simplemente soy la muestra, un botoncito de muestra, de una generación completa que quiso alcanzar las estrellas con las manos.

¿En qué momento hace un click y decide optar por la militancia partidista?

Ni siquiera fue un click. Definí que mientras estuviera en el colegio iba a ser alguien que iba a estar aprendiendo de los demás, pero cuando llegara a la universidad, en mi interpretación muy adolescente y pre juvenil, lo que correspondía era que fuera militante. Y así fue, llegué a la universidad, segundo o tercer día estaba buscando partido.

¿Y por qué el MAPU?

Casi por accidente. La familia de mi madre tenía mucha más cercanía con el Partido Socialista, con el Allendismo en particular. Los viejos anarcos sindicalistas de Valparaíso, muchos de ellos derivaron hacia la fundación del Partido Socialista. Cuesta un poquito explicarlo a la distancia de hoy, pero ese partido que fue muy popular, que era un partido muy americanista, un partido internacionalista, que tenía una mística súper fuerte, al menos así lo veía. El tema es que llegué a la universidad buscando al Partido Socialista y me encontré con múltiples versiones del Partido Socialista, entonces fue un poco desconcertante. Quería muy pronto militar, pensé que quizás debía reconsiderarlo (risas…) Estaba en esas reconsideraciones y de pronto me encontré con alguien que nos invitó, en el pasillo, que uno como mechón, como recién entrado a la universidad, hace caso cuando viene un alumno más grande y lo invita a un lugar, y llegué a una sala en la que estaban exponiendo respecto a cuál era la orgánica del MAPU. Con suerte había visto la bandera del MAPU antes. Pero, debo reconocer que en la enseñanza media, en tercero y cuarto medio, tenía una preocupación muy grande y era que creía que la izquierda tradicional chilena ponía toda su energía en la clase obrera y siempre eran subsidiarias las clases, que para mí eran evidentes que los pobladores, los estudiantes, yo era estudiante y trabajaba con pobladores, el campesinado, al interior de mi región había una fuertísima organización campesina con el resultado de la Reforma Agraria o con sus procesos previos. Entonces, me parecían que eran actores sociales súper relevantes y no clases que eran secundarias, y casualmente me encontré que justamente en el MAPU lo que sucedía era aquello, que se relevaba la importancia de estos actores sociales y políticos casi como un mismo plano. El MAPU crece rápidamente y en el mundo del Trabajo crece, y tiene un rol importantísimo en la Central Única de Trabajadores, pero sin embargo mantiene abierto el debate respecto de los otros actores en la sociedad. Era evidente para mí, que era dirigente estudiantil, pero también para Chile, que se estaba produciendo un cambio gigantesco a partir de las tomas de las universidades, la consideración de los elementos triestamentales. Había una cantidad de ejercicios que tenían que ver que no solo la educación fuese un derecho, sino con una práctica igualitaria. Era evidente que los estudiantes tenían un rol muy relevante que jugar, sino como te explicabas el rol que históricamente habían jugado los sectores ilustrados de La Nación en la formación del Estado chileno. Por otro lado, el campesinado organizado hablando de la Reforma Agraria teniendo sus pequeños terrenos trabajando y hablando de una suerte de revolución en libertad. También, estaban los pobladores, evidentemente aquellos que habían venidos del campo, o simplemente los pobres del campo y la ciudad, pero también aquellos que vinieron desde el norte y que empezaron a instalarse en los márgenes de las ciudades; eran personas que traían una larga tradición organizacional, y también eran actores sociales y políticos relevantes, lo habían sido en las campañas de Salvador Allende, había una fuerza allendista súper fuerte, súper relevante, y se comenzaban a levantar las primeras muestras de, por un lado ponerle nombre y apellido a lo que significaba este proceso de fortalecimiento de las clases obreras, campesinas, pobladoras, estudiantiles, que tenía que ver con el protagonismo histórico y, por otro lado, claramente se comenzaba a hablar de una lucha de poder, y este era el Poder Popular.

¿Esas ideas promovía el MAPU en esa época?

Esas ideas me venían dando vuelta, entrando colada en cuanto seminario, debate político que habían en las universidades o en otros lugares, empiezan hacerme todo sentido cuando me encuentro con un partido como este, al cual entro accidentalmente, pero que claramente promueve un debate con una altura y una profundidad que me hacía falta como el aire. Me sentí tremendamente motivada a permanecer dentro de ese espacio, más aún cuando tenían una práctica de rotación de las responsabilidades y por lo tanto cada uno de los roles que habían dentro del GAP, que era el Grupo de Acción Política, en el cual se organizaba, como los núcleos que se llamaban en otros partidos, aquí se llamaba Grupo de Acción Política, tu rotabas en los roles, por lo menos eso era lo que pasaba en el GAP de la Universidad de Chile de Valparaíso, y eso era también apasionante porque aprendías a ser secretario político, a ser encargado de finanzas, encargado de agitación y propaganda, encargado de orden y control, aprendías todos los roles y eso tenía un gran valor, desde el punto de vista que nadie se apropiaba de un determinado perfil sino que te ibas probando en cada uno de ellos. Eso fue el inicio de mi militancia, dicho como lo digo pareciera algo que duró muchos años, que duró mil años, pero en realidad duró mil días, mil días en principios, en democracia. Mi militancia es posterior a la muerte de Rodrigo Ambrosio, no vengo de lo que en el MAPU se llamaba el pecado original, que era venir de la Democracia Cristiana, vengo de esta tradición que he descrito. Lo que sucede es que la militancia clandestina es lo que designa mi historia en el MAPU, no tanto la breve y tan larga historia de lo que fue la Unidad Popular para nosotros. Un año y medio, que fueron mil días y que, para mi generación, y hoy día lo hablamos, a propósito de los 50 años, no podemos creer que esos meses fueron para nosotros una vida entera. El tiempo como que se estiró.

Durante la Unidad Popular: ¿Qué tares asumes?, ¿Qué trabajo político empiezas a realizar?

Era una dirigente estudiantil en esa fecha. Allende gana el año 70´, egreso el 71´, ya era una dirigente estudiantil, lo que hice fue formar comités de la Unidad Popular. El año 71´ se dio una pelea muy fuerte por el cambio de la educación. Todas las generaciones tenemos la compulsión de creer que el mundo comienza con nosotros. Lo cierto es que la educación, como siempre sostengo, está en permanente cambio, y siempre provoca cambios muy llenos de tensiones. Ese periodo no fue la excepción. La batalla que dimos los estudiantes que creímos en la Nación unificada, fue una batalla tremenda, que obviamente perdimos, pero la dimos. Entonces, eso era fundamentalmente, no era una militante de la Unidad Popular, pasé a ser militante de la Unidad Popular el año 72´ cuando ingreso a la universidad.

¿Cómo definiría los mil días del gobierno de Salvador Allende?

(Pausa…) En lo personal creo que no tengo los suficientes adjetivos para decirlo, pero en algún minuto, si no me equivoco fue Quilapayún o Inti-Illimani que cantó a la revolución y a las estrellas, para mí que era tan de Woodstock como de Vietnam, por generación, por tener menos de 20 años para el golpe, creo que eso me identifica mucho, la idea de lo revolucionario en un sentido de un cambio, de un giro importantísimo en la forma de relacionarse en la sociedad, y en las estrellas en el sentido de los altos valores, de los sueños y de las esperanzas, de un mundo que se abría en una generación de jóvenes que teníamos la más absoluta convicción de que estaba en nuestras manos la responsabilidad, la posibilidad y el poder de hacer esos cambios. Se me llena el corazón de estrellitas cuando pienso en ello y no por eso me es ajeno el hecho de que es absolutamente indispensable el haber realizado, y lo hicimos, un balance autocritico nacional y, por otro lado, es absolutamente indispensable revalorizar la enorme cantidad de cosas buenas, hermosas y justas que se hicieron en ese periodo.

Hay una materia que no se logra encontrar con facilidad en los archivos, relatos e historias de esa época. ¿Había un movimiento feminista al interior de la Unidad Popular? De ser así: ¿Cuál era su rol? Se habla mucho de las grandes conquistas de la UP, como la nacionalización del cobre, del sujeto político popular, pero no se percibe la amplitud histórica del rol de la mujer.

Cada movimiento tiene sus expresiones en su contexto. No me cabe ninguna duda que vengo de una larga historia de mujeres muy ellas mismas. Mis bisabuelas eran mujeres que nunca permitieron que las pasara a llevar nadie. Mis abuelas y mi madre también. Sin embargo, por ejemplo, mi abuela parió 14 hijos y varios se le murieron de hambre. Mi abuelo la engañó todas las veces que quiso y ella fue hasta el fin de los días la esposa de Ricardo, y no por eso fue menos sufragista y menos mutualista. Yo misma. De alguna manera si uno revisa mi historia diría si ella siempre ha hecho exactamente lo que ha tenido la convicción de lo que tiene que hacer. Y, sin embargo, para mi generación, y para mí, ser dirigenta ha sido muy difícil, y en clandestinidad aún más, porque en dictadura se estimó que el rol de la mujer era un rol secundario. Un rol en el cual estábamos paraditas afuera de los centros de detención rogando, implorando, puteando y esperando a que soltaran a los nuestros, que siempre eran hombres. Hasta hace no mucho tiempo, cuando había un debate en el círculo de las organizaciones, incluso en los de sobrevivientes de prisión política y torturas, a quienes en general son organizaciones que pertenezco y sigo, por las cuales tengo un profundo afecto y respeto, hasta devoción. Sin embargo, no es ningún misterio para nadie, es más se hacen bromas al respecto, que hasta no hace mucho tiempo atrás me mandaban a servir café y me decían “callaita se ve más bonita”. Claramente, una cosa es lo que ha hecho la sociedad, pero la izquierda y eso lo he podido constatar, porque he recorrido harto el mundo en los últimos años, he podido constatarlo en muchos lugares, la izquierda y las militancias en particular han sido espacios bastantes regresivos y que todavía son cotos del patriarcado, claramente. De hecho, en mi caso ocurre algo bien singular, llegó un momento, era la clásica niña que la elegían reina de simpatía, de belleza, de buena onda, de lo que fuera, pero era elegida reina. Eso era una característica mía, y entre otras cosas, aparentemente si era una niña muy buenamoza, pero para poder militar llegó un momento en el cual dejé de usar faldas, dejé de usar escote, dejé de mostrar los brazos y hasta el tono de la voz me cambió y aprendí de alguna manera a masculinizarme, como quien dice a convertirte en algo que no eres. De esa manera, y a rato diciéndoles un par de palabrotas de grueso calibre a los compañeros, logré contener muchas veces las desconsideraciones de las que era objeto. Y, claro, ellos no consideraban que estaban siendo ni atropelladores, ni desconsideraros, porque decían es que las compañeritas es de cariño que les decimos esto, puede ser peligroso para usted, y les decía eso lo decido yo no usted, pero esto ha sido una historia desgraciadamente aún no resuelta.

¿Considera que se ha evolucionado en esta materia?

Han cambiado las cosas. Por ejemplo, pertenecía al MAPU y, claro, como al MAPU lo declararon difunto en unas circunstancias en las cuales al parecer realmente la militancia no quería que fuera declarado difunto, el MAPU quedó ahí como flotando, como una suerte de memoria cada vez más preferida, en la cual sus viejos militantes sienten que nunca han encontrado un espacio semejante, entonces el 19 de mayo normalmente es un día de grandes festejos para los mapucistas que aún viven. Bueno, ese fin de semana, estuvimos en uno de esos festejos, en Valparaíso, donde participé, tuvieron la suerte de conocer en vida a dos compañeros que han dado su vida entera a la militancia en el puerto de Valparaíso, me alegré mucho por eso, y bueno pues fui con mi camiseta de Elizabeth Rekas Urra, con la que corrí en la maratón por los detenidos desaparecidos y pedí la palabra para decir algo, y estaban varios varones pidiendo la palabra también, habían hablado, de pronto estaba de pie una compañera, era muy imponente en su voz y en su aspecto y dice: “Basta de patriarcado en este lugar, hasta aquí han hablado solo hombres dejemos que la compañera Haydee hable”. Salí a hablar de otra militante MAPU que es la Elizabeth Rekas Urra, que desaparece en Villa Grimaldi y termina de desaparecer en Colonia Dignidad, con seis meses de embarazo junto con Juan Maino y su compañero Elizondo (Antonio Elizondo Ormaechea), y todos se quedaron calladitos. Eso quizás antes habría sido objeto de bromas muy pesadas. Eso es un cambio. Pero está instalado socialmente de que la voz de una mujer tiene importancia, tiene un interés y que no necesita hacer nada en particular para merecer tener un espacio.

“Aquí manda el Poder Popular”

Cuando llega la dictadura: ¿Qué estaba haciendo?

La dictadura me encuentra siendo dirigente en la Universidad de Chile, estudiante de segundo año de Historia, representante en la FECH, me encuentra embarazada de mi primera hija, Ewa, que nace a comienzo del 74´, en enero, y me encuentra viviendo en el campamento Camilo Torres, en Aurora, en la Quinta Región. Hacía varias cosas más, pero básicamente es eso lo que estaba haciendo. Estudiando Historia, haciendo mi trabajo militante en un campamento, el mundo poblacional me interesaba, si hubiese dicho que el mundo laboral me interesaba me hubieran mandado a trabajar en una fábrica. Era el estilo de militancia. Cosa que agradezco infinitamente.

¿Qué labor se hacía en el mundo poblacional?

Tenía que primero aprender a ser una pobladora, que vivía colgada, que tenía que ir a buscar agua a muchísima distancia, que tenía un pozo séptico, que se les volaba las fonolas y que tenía que saber ponerlas de nuevo. Tenía una participación en la asamblea de nuestro campamento y tenía que asumir tareas dependiendo de la asignación de cada semana. Las tareas pasaban desde hacer guardia para que los fascistas no entrarán y no destruyeran, lo hacían normalmente la gente de Patria y Libertad, hasta cuidar a los niños, incluso organizar los juegos deportivos de los fines de semana, era un campamento donde el Poder Popular era lo que imperaba. Llegabas al campamento Camilo Torres y lo primero que veías era “Aquí manda el Poder Popular”. Entonces esas eran las tareas que uno tenía que asumir como militante, aparte de aprender lo que era la vida de un poblador y hacerse carne en ello, no salir solo a hablar por los pobladores. Vivir como tal, pasar frío, hambre, pero también disfrutar de los valores y de la importancia que cuando estás en situaciones adversas el ser parte de una organización, la organización de los pobladores era algo fundamental. Nosotros llegamos al golpe de Estado con una vinculación estrecha con los cordones de campesinos del interior de la región y, por lo tanto, todo el bloqueo que tenía la derecha con los camioneros para que no tuviéramos alimentos al final nos abastecíamos directamente del campesinado del interior, y quienes trasladaban esos alimentos eran los compañeros del Movimiento de Camioneros Revolucionarios, los MOCARE, unos camiones pobres, chiquititos, pero eran los que les dieron la pelea a los grandes dueños de los transportes y que estaban financiados por la CIA, por lo demás. El golpe me encuentra en esa situación, siendo alumna de la Universidad de Chile preocupada por rendir, la llamábamos la batalla del rendimiento estudiantil, además nos imponíamos ser los mejores alumnos. Cuesta entender eso hoy día, pero para nosotros ser el mejor alumno significaba que también podíamos ser un ejemplo para los demás. Que nadie pudiera decir que estos tipos se dedican a la política y estar ahí echados todo el día. Nosotros de verdad nos preocupábamos de ser los mejores alumnos, a su vez, en mi caso, servía a otro frente. El presidente Allende hizo funcionar un sistema de formación para los trabajadores, el Programa Superior de Formación de los Trabajadores. Eso en una alianza con el SUTE, era anterior a este invento del Colegio de Profesores, que lo hizo la dictadura, existía el Sindicato Único de Trabajadores de la Educación, y en convenio con el SUTE los alumnos nos poníamos al servicio de la formación de los trabajadores. En mi caso los alumnos eran pescadores de las caletas del membrillo, gente que tenía mi edad, pero que estaba cursando la enseñanza básica o terminando la enseñanza básica. Hasta el día de hoy nos encontramos con los alumnos. Entonces cuando alguien dice que se recuerda como si se hubieran vivido mil años, bueno es porque la intensidad de nuestros días era tal que era así. O sea, de pronto había que ir a ayudar a unos campesinos y salíamos todos disparados en los vehículos que consiguiéramos o en las micros de la universidad, lo que fuera, en trenes, en auto, lo que se encontrará e íbamos a ayudar a esos campesinos a descargar un tren o a levantar una cosecha, era así, y si había que ir a ayudar a los trabajadores del puerto también. Aprendí a manejar una galera, porque había que descargar. Cada día tenía una intensidad muy grande, además del intenso debate estudiantil respecto de lo que estaba pasando en Chile.

¿Qué tarea asumes después del Golpe?

Primero no estaba nada realmente, en la práctica lo que había era nada…

¿Se lo esperaban?

En el caso nuestro, sí. Habían dos interpretaciones, básicamente, habían múltiples, pero las dos mayores en disputa eran que iba haber una guerra civil, y la estrategia era evitar la guerra civil a como diera lugar. Esa era una interpretación que sostenían fundamentalmente los compañeros del Partido Comunista, pero también sectores históricos del Partido Socialista. La Unidad Popular tenía un montón de pequeños partidos también, pero básicamente esa era la interpretación de los sectores de la izquierda tradicional, por decirlo de alguna manera. El otro era que efectivamente lo que estaba pasando era que se estaban generando las condiciones para llevar adelante un golpe de Estado, y que ese golpe de Estado la única manera de pararlo era con las fuerzas populares, y por eso el crecimiento de los cordones industriales, poblacionales, campesinos y estudiantiles. La generación del Poder Popular también tenía que ver con ese diagnóstico de defender lo alcanzado, protegerlo, esas dos tesis estuvieron en disputa hasta que se produjo el golpe y quedó claro que eso era en realidad lo que iba a suceder.

¿Pero hubo entonces algún tipo de formación, de preparación?

Una cosa por ejemplo es que hayamos leído a Marighella (Carlos), a todos los grandes autores en materia de guía clandestina, los brasileños estaban bastante adelantados, Marighella era importante, borra todas tus huellas, leímos mucho, teníamos claro que habíamos preparado al interior de los GAP para en caso de cualquier asonada pasar a tener chapa, de tener casa de seguridad. La teoría estaba completa. Otra cosa es la práctica y bueno ahí en la práctica pudimos constatar que si bien es cierto que la teoría nos había enseñado era acertado, pero la verdad es que la cantidad de elementos emergentes que hay en el entorno de cada una de las circunstancias, y las características propias de cada una de las situaciones represivas y de los modelos represores que se aplicaban en los lugares específicos cambiaban, por lo tanto había que tener una gran flexibilidad, habilidad, creatividad, a veces una gran cantidad de miedo también, para actuar rápidamente y ser capaz de afrontar. He escuchado a muchas personas que tenían todo resuelto, todo preparado. Lo cierto es que yo, en la práctica, no tenía la intención de irme a ninguna parte. En la práctica lo que vi, y lo vi en todos los partidos en Valparaíso, es que había una gran dificultad para resolver. Quienes sostenían que la solución iba a ser por las armas, cosa que nunca he creído, pero tengo claro que ante una asonada armada había que poner la fuerza armada del pueblo. Pero, a la hora de hacerlo no tenías ni un ejército instruccionado, ni tenías una cierta unanimidad, uniformidad de armamento disponible como hasta el más irregular de los ejércitos tiene. En este caso era que de repente un tío por ahí tenía una pistola, que ni siquiera la había limpiado, la tenías escondida, no tenías la munición que esa pistola necesitaba, entonces al final era un aparato carente de posibilidad de ser efectivo. Casas de seguridad, en teoría teníamos registradas no sé cuántas casas de seguridad, pero la primera semana habían sido allanadas varias de ellas, y luego como resultado de esos allanamientos se habían inhibido la posibilidad de conseguir otras casas de seguridad. Obviamente no estabas disponible a poner otra casa de seguridad cuando veías lo que había pasado con las primeras. Siempre hablo desde mi experiencia como porteña, a lo mejor Valparaíso es muy distinto a otros lados, pero por lo que veo no tanto. A lo largo de los años uno ha ido conversando con los demás. En Valparaíso era muy difícil tener otro nombre. Si no había nadie que no se conociera con el otro, era de verdad una generación de personas que todos nos conocíamos entre nosotros, incluso los malos nos conocíamos. No sé si los malos, pero los contrarios digamos. Incluso muchas veces eran parte de nuestras familias, nuestros ex compañeros de colegio. Te podías cambiar el nombre, pero de repente en esos años uno no cambiaba de zapatillas a cada rato, ni se teñía el pelo todos los días. Entonces evidentemente tu llegabas llamándote Francisco y los demás te decían: ¿Qué te pasa? ¿Por qué te andai haciendo pasar por otro gallo?

¿En qué momento y circunstancias asumes la clandestinidad?

Nosotros fuimos, por lo menos los dirigentes de la Universidad de Chile, inmediatamente amenazados de ser buscados vivos o muertos. Por lo tanto, nuestras vidas en lo sucesivo, en nuestras condiciones, en una ciudad de esas características donde todos nos conocíamos, cuesta que a rato nos entiendan, los caminos estaban vigilados, la ciudad estaba bajo toque de queda. Entonces, no había nada que se moviera que no pudieran rápidamente detectar, salvo que nosotros funcionáramos por arriba de los cerros, pero igual al poco tiempo encontraron cómo pillarnos. No es como en las películas, en las cuales cambias de apariencias y te subes a un tren y estás en otro lado, no. Por lo menos para lo que fue para nosotros no fue así. No fue así durante los primeros seis meses. Sin embargo, hubo una rebelión en Valparaíso los primeros días de septiembre, los primeros días después del golpe, justamente vinculado a este personaje queridísimo el cual fuimos a despedir hace unos fines de semanas atrás; al Neco Cabrera, pero el resto del tiempo la primera tarea que asumimos fue salvar vidas de todos. Ahí no importaba nada si eras del partido tal o cual. Nos encontramos los vecinos, los amigos, los compañeros de universidad, los que todavía estaban vivos, los que no tenían miedo, en fin, el que fuera que estuviera dispuesto a apañar. Durante todo ese periodo fue así: Mano con mano, hombro con hombro, espalda con espalda. Luego, después de un rato, diría mayo o junio del 74´, comenzamos de verdad a dar señales que estábamos organizados. Pero organizándonos como partidos y direcciones regionales. Lo otro que hay que tener presente es que nosotros teníamos dirigentes regionales y dirigentes locales. Dirigentes regionales en el sentido que había un secretario regional, que dirigía la región, había un equipo de gente que dirigía la región y luego están los secretarios locales. Los secretarios locales eran más bien referidos a situaciones particulares, el secretario local de la universidad en tal parte, secretario local en esta otra universidad, en tal otro lado, secretario local del ámbito industrial; localizado territorialmente. Pero, inmediatamente después del golpe o los mataron, o los hicieron desaparecer, o nosotros mismos los llevamos adentro de una embajada, entonces no habían direcciones. Lo que sucedió, los que teníamos entre 17 y 18 años, asumimos la dirección de los equipos de resistencia. Las nuevas direcciones estuvieron mayoritariamente constituidas por personas muy jóvenes. Todos éramos cercanos a los 20 años. No habían dirigentes viejos, por lo menos, insisto, en Valparaíso.

Resistencia

¿Y cómo se reorganizan? ¿Qué acciones emprenden?

Nos dimos muy pronto cuenta que lo que estaban intentando hacer era desarmar el tejido social y, por lo tanto, todo nuestro primer movimiento fue reestructurar, tener vivos los nexos, mantenernos comunicados, mantenernos cuidándonos del uno y el otro, pero al mismo tiempo levantando una política que implicara resistir a la dictadura. En un primer momento, obviamente, nuestro primer diagnóstico fue que esto iba a durar nada y, por lo tanto, nos preparamos por una resistencia que iba a durar un par de años, porque en teoría para nosotros iban a venir los cubanos, los brasileños, los chinos, todo el mundo nos iba a salvar. No vino nadie. Todo lo contrario, nos encontramos con torturadores, de todas partes del mundo, nos encontramos con que los brasileños fueron inmediatamente a rendirle pleitesía, se disputaron el espacio por quien llegaba primero a rendirle pleitesía a la Junta (Militar). Al poco andar tuvimos que empezar a darnos cuenta que iba a durar muchísimo más tiempo. Una vez más, quien te diga, desafío que alguien diga: “Nosotros desde el primer día tuvimos claro que esto iba a durar dos décadas”. No señor, eso, sostengo, nunca me moví de aquí, fui parte de todos los debates habido por haber, tengo clarísimo que fue un proceso en el que cada día te ibas dando cuenta que al otro lado iban moviendo fichas en el tablero, y que iban copando espacios, que iban tomando decisiones. Entonces, nosotros íbamos reaccionando frente a esas decisiones de quienes tenían todo el poder, todas las comunicaciones, toda la fuerza, toda la voluntad de destruirnos, de borrarnos del mapa. Por lo tanto, todo el primer periodo fue no solo de tratar de diagnosticar lo que ocurría, sino que también por un lado sobrevivir y, por otro lado, tener propuestas, eso con todo el peligro que implicaba para nuestras familias. Obviamente estábamos todos echados de los trabajos, de las universidades, no éramos bienvenidos en ninguna parte, todo estaba articulado para que nos tuviéramos que ir, morir de miedo, etc.

¿Aparte del MAPU en qué otras organizaciones estuvo durante la dictadura?

En general diría que fui parte muy activa del Movimiento de Educadores Populares, del Movimiento de Desobediencia Civil y en general fui generando espacios en donde de alguna manera podía ver que colectivamente tomaba decisiones acerca de lo que se hacía, estaba un poquito harta. En mi partido se sumaban dos cosas, una era que seguían siendo bastante machistas, pero la otra es que en general eran muy dado al tema del eterno debate sobre las concatenaciones megalomaníacas, toda esa cosa. Entonces, no podía sino entender que el país se estaba cayendo a pedazos y que había que hacer cosas concretas. En ese sentido hay un click de lo que pasaba en las poblaciones, lo que pasaba con la gente súper joven, sentir que se reunían, que se reunían en el convento no sé qué, Punta de Tralca, era el mero debate ideológico. Había un marcado despegue de lo que estaba pasando en el mundo popular, incluso en la sociedad civil en su conjunto, las mujeres democráticas fueron la expresión clarísima de ese fenómeno, de empezar a salir. La sociedad empezó a salir por distintos lados y el mundo de la política, del arreglo, de la puerta cerrada, empezó a quedar de lado y la gente se empezó a echar a las calles. Algo que van a decir en mi funeral es que me las arreglé para poder estar en todas las partes que se podía, sin tener el don de la ubicuidad obviamente, pero estuve en prácticamente todo lo que se podía hacer y también en las comisarías, en las cárceles, en los campos de concentración, como parte del relato de esa época, eso también no es ninguna rareza, hay una buena cantidad de mujeres que estuvimos en el periodo de Allende que luego tuvimos en dictadura, y que luego hemos seguido estando en post dictadura.

¿Y cómo se derrotó a la dictadura?

Como las piezas de caleidoscopio, con todo.

Me refiero al mito del papel y el lápiz

Eso no. O sea, el papel y lápiz jugó su rol, en una mesa que es enorme, en donde hay de todo, y que me encanta. Por estos días he estado dando entrevistas y me han dicho que entienden que todas las formas de resistencias son también las personas que estaban en las poblaciones haciendo colonias urbanas, las personas que estaban en la población, comprando junto, haciendo una olla común, estaban encontrando bolsas de trabajo, generando formas de articulación y de lucha conjunta. Formulas también de comité para asegurarse, que el plebiscito tal o cual, que inventaba el dictador, tuviéramos como asegurarnos, armamos unos escuadrones de ciclistas, que en esos años andaban con unas pisteras, unas bicicletas pisteras, en esos años no se usaban esas bicicletas con estas ruedas gruesas, mountain bike, armábamos unos tremendos escuadrones de gente yendo de lugar en lugar a verificar cuánto efectivamente lo que era, hacíamos recuentos paralelos, hacíamos todo eso y más. Estas mujeres maravillosas que soltaban chanchos en la calle y andaban, también las mujeres que resistieron por las armas, también, aunque no crea en ello, en fin, de mil maneras, los niños pequeños, que no hubo. El dictador llegó un momento que no tenía donde mirar porque no había nada que lo sostuviera, y para que eso ocurra tiene que ver con el hartazgo de la sociedad en su conjunto, que se expresa de tal manera, que incluso quienes son sus partidarios se tengan que inhibir, eso fue lo que pasó. Ahora, obviamente, hay otra lectura que es el golpe de Estado nos lo puso la CIA, la CIA mantuvo las condiciones de control de la sociedad en tanto pudo establecer unos mecanismos que le permitiera darle continuidad a un modelo que a ellos si les interesaba tener, y luego fue la propia CIA que solventó la recuperación democrática. Hay esa lectura, y quién sabe, me fastidia la idea si quiera de darle un lugar en la historia, pero al parecer también lo tiene.

Llega la Concertación y la orden del partido es adscribirse al PPD o al PS: ¿Qué decisión toma en ese momento?

Ahí se acaba la historia militante para mí. Primero debieron haberme consultado y no me consultaron. Tenía algún grado de responsabilidad política a partir de lo que se había definido en el Congreso de Unidad. No fui consultada, de hecho, al día de hoy le reclamas a los compañeros que debieran habido consultarme, no te digo como una supra autoridad sino como una militante más. Además, niegan recordar que era alguien a quien debieran siquiera haber dicho algo. Un tiempo que estaba presa, cuando se empezaron a tomar estas decisiones y bueno no, nunca más. Me quedé en mi cabezita, en mi razón, en mi corazón, me quedé con los principios que aprendí, nunca los solté, nunca he soltado la idea del Poder Popular, del protagonismo histórico, nunca. Sigo creyendo que es un acierto, que corresponde a una ampliación y profundización democrática muy relevante y quizás por eso terminaron por desmontar este partido, ni siquiera a la Izquierda Cristiana se le ocurrió hacer una barbaridad como esa, que eran más o menos coetáneos, de principios semejantes, pero en mi caso no, hasta ahí llegó la relación con la militancia y no he vuelto a militar nunca más.

¿Cómo resolvemos la deuda histórica en materia de Memoria, reparación, garantías de no repetición de los crímenes de lesa humanidad ocurridos en dictadura?

Hay dos mecanismos. Uno de ellos es que efectivamente el Estado haga lo que dijo el presidente Boric, que fue el mandato que me dio. Me dijo tienes que hacerte cargo de la deuda histórica en materia de Derechos Humanos, esa deuda de la dictadura. Pero, también tienes que hacerte cargo de la deuda de la post dictadura con las víctimas del estallido social y esa es una decisión de Estado. Que yo sepa, el presidente no ha cambiado esa decisión. Ahora si la hubiera cambiado creo que tienes que preguntarle a él. Pero llegué con ese mandato y apliqué disciplinadamente, porque además creo en ello, todo lo que pude hacer y avanzar en ese sentido. Un año.

Ahora, hay otro camino, que es el que realmente hemos tenido, que es el camino de la organización y persistencia como la gota de agua con la roca. No ha habido otro camino, en la práctica, parece lamentable, son los propios familiares de los detenidos desaparecidos que han tenido que arañar la tierra para buscar a los suyos. Son los propios sobrevivientes de prisión política y tortura que hemos tenido que martirizar, revictimizarnos contando una y otra vez nuestra historia para ser escuchados y que le importe a alguien, no solo a alguien, no solo al Estado sino que a la sociedad en su conjunto, y así respecto de los distintos temas, porque no hemos hablado de relegación, no hemos hablado de un montón de cosas. Chile dice tienes una vida cooperaste sigue adelante, hay suficientes problemas, no hay tiempo, no hay dinero, para hacernos cargo de esto. La verdad es que, si no se organizan las personas afectadas, no levantan los temas a nivel nacional, a nivel internacional denuncian, ahora vamos nuevamente a reiterar en mi nuevo rol, en mi rol histórico, vamos nuevamente a persistir en los organismos internacionales por las deudas históricas del Estado de Chile, que son deudas que hereda gobierno tras gobierno. Somos una generación, que incluso los que teníamos menos de 20 años está de salida, y no vamos haber luchado una vida entera para decir hasta aquí llegamos. Vamos a dar nuestros mejores esfuerzos para avanzar en verdad, justicia, reparación integral, en Memoria y sobre todo en garantías de no repetición, así tengamos que volver a dar vueltas por la Plaza de la Constitución todas las semanas como lo hacíamos antes, así tengamos nuevamente que llevar nuestro Estado a tribunales internacionales, así tengamos que hacer lo que tengamos que hacer, pero tenemos claro que las decisiones políticas solo operan cuando en realidad son las organizaciones y la sociedad civil que ponen y fuerzan la resolución de los temas.

Subsecretaría de Derechos Humanos

El 2022 asume como subsecretaria de Derechos Humanos. ¿Por qué acepta la invitación del presidente Boric?

Por el mandato. He estado muy atenta, de intentar, corregir, modificar, perfeccionar los programas de los candidatos a presidentes para efecto que se hagan cargo de lo que han estado escamoteando durante todos estos años, y el presidente no me mandó a ninguna otra cosa que hacer lo que siempre estimé había que hacer. La deuda histórica en materia de Derechos Humanos de la dictadura y la deuda que nos dejaba el Estado de Chile como resultado, en la forma en la cual el gobierno de Piñera enfrentó el estallido social. Esos eran espacios y tareas, es medio siglo, tengo claro que no es algo que se puede hacer en un mandato de 4 años, pero de alguna manera imaginé que podía sentar las bases, podía anclar la forma de hacer algunas cosas, de manera tal que efectivamente se avanzara en lo que siempre he dicho, y en el mundo de los Derechos Humanos están todos de acuerdo hoy por hoy, en que los Derechos Humanos tienen que ser un tema de Estado. Tiene que ser una política de Estado, no puede ser una acción, tras otra, que a veces termina siendo más una operación de marketing de cada mandato y no una política de Estado. Y como hablamos de una política de Estado, como además sostengo que los Derechos Humanos pueden ser violentados en tiempos de dictadura pero también en tiempos de normalidad institucional. Un avance sustantivo para mi es que los Derechos Humanos fueran parte de la estructura misma del Estado, un Estado moderno y ayornado que necesitamos. Tengo claro que mi generación se está muriendo, mira simplemente los titulares, murió Augusto (Góngora) hace un par de días, Erick Pohlhammer, en fin, y así, 70, 71 años, están todos en esa. Entonces, dije es una oportunidad para que cierre mi historia aportando con dos acicates. Uno el tema del mandato mismo y lo otro era la coincidencia con los 50 años del golpe civil militar. Era algo que no me pareciera que debiera dejar de lado como una oportunidad, como una posibilidad, y de hecho lo asumí con toda mi energía.

¿Cómo evalúa la instalación del Plan Búsqueda de Detenidos Desaparecidos y la Mesa de Reparación de las Víctimas del Estallido Social?

Ambas cosas las echamos a andar con los mismos criterios que señalé antes, o sea criterios que dicen relación con que el primero que reconstruye, que ilumine, que el primero que permite armarte el mapa no solo conceptual, sino que el mapa del contexto en el cual ocurren los hechos, son los directamente afectados. Para eso, lo que se hizo, fue recorrer el país completo, e ir haciendo el levantamiento respectivo, tanto para la instalación de la Mesa de Reparación, que de acuerdo a los criterios del presidente debieran ir a la mayor brevedad avanzando, de manera que ellos no tuvieran que esperar lo mismo que habíamos esperado los ex prisioneros políticos de la dictadura. Y, por otro lado, también el levantamiento no solo de, en el caso del Plan Nacional de Búsqueda, lo qué pasa con los familiares, muchos a los cuales nunca nadie les había preguntado nada, simplemente el Estado actúo así, en representación de, lo cual no está mal, al menos actuaron, pero ahora se buscó hacer aquello y también se buscó y se trabajó disciplinadamente en hacer un levantamiento de lo que habían sido las iniciativas anteriores, de los gobiernos anteriores, y cuál era el estado del arte de la institucionalidad respecto del estrés que iba a sufrir, porque iba a tener que abordar materias y obligaciones técnicas, incluso, que muchas veces superaban sus capacidades reales. Entonces, para tener claro cuáles son los recursos que hay que incorporar, cuáles son los profesionales, cuáles son las distintas acciones que tiene que llevar adelante el Estado para materializar este Plan Nacional de Búsqueda, lo que se hizo también fue trabajar en ese sentido, y para ello se desarrolló una línea de seminarios, mucho de estudio comparado. Hay una buena cantidad de países del continente que están llevando adelante también planes nacionales de búsqueda, los criterios son casi los mismos, están bastante estandarizados, pero los mecanismos y los formatos de origen de la pérdida de esos ciudadanos a rato son un poco diferentes. México, por ejemplo, Salvador, Argentina, Uruguay. Hay formatos que se parecen de cómo desaparecieron y hay otros que son un poco distintos. El tema de Colombia, por ejemplo, es muy distinto al tema nuestro, también lo es respecto de El Salvador que es una guerra, o lo es respecto de México que tiene que ver propiamente con las bandas.

¿En el Plan Nacional de Búsqueda se considera obligar a las Fuerzas Armadas a relatar testimonios?

Eso era parte de las preguntas que se le hacía a los familiares. Mira, los testigos directos prácticamente quedan muy pocos, y lo que quedan tienen la habilidad para hacer que no se puede. Sin embargo, se ha considerado esa posibilidad. Bueno, imagino que tienes claro que salvo que uno someta a tormentos a una persona, no la puedes obligar en estricto rigor a dar un testimonio. Lo que si puedes hacer son cosas que hizo el ministro Solís (Alejandro) en el caso de la Armada. La Armada estuvo por muchos años, por décadas, negando la entrega de información respecto de las dotaciones en los lugares donde se hacían tormentos y ejecuciones. Pero, el ministro Solís ideó un mecanismo. Empezó por abajo, entrevistando super inocentemente a los de abajo, quién era su mando, y fue armando la estructura completa. Cuando llegó al oficial al mando, usted estaba en tal parte en tal fecha, el oficial le decía no, de ninguna manera, como se le ocurre. A ver, perdón, tengo aquí al suboficial que estaba a sus órdenes, tengo aquí, acá, allá, acá, todos estos testimonios, aquí, ante este tribunal que usted era su jefe, en esa fecha, en ese lugar. Ah perdón, es que me equivoqué, es que no sé qué, no sé cuánto. Finalmente, terminó armando la estructura completa, eso tiene que ver con la habilidad, la experticia del ministro y la convicción que se podía hacer, se encontró un mecanismo, a través del cual pudo reconstruir esa estructura que no la entregaban ni por buena ni por mala.

¿Pero si entiendo que se puede forzar a las Fuerzas Armadas a que como institución entreguen información?

Hay una parte, y que entiendo, esto no me terminó de quedar claro nunca, pero si es algo que se les puede consultar, se puede comprobar con Emma de Ramón del Archivo Nacional, porque ellos están haciendo una propuesta de ordenamiento de los archivos, de los archivos de toda la Nación y de la Historia Nacional, y entre ellos, obviamente, a toda institución del Estado cada tanto tiempo, cada cinco años tengo entendido, le corresponde poner a disposición al Archivo Nacional los documentos oficiales y las Fuerzas Armadas no son ajenas a esa institucionalidad. Ellos son parte de la institucionalidad de Chile. Sin embargo, Augusto Pinochet, tengo entendido, dejó por decreto bajo a recaudo la información respecto de los temas de seguridad y en ese proyecto de ley que presenta la gente de Archivos están pidiendo que estén disponibles. Entiendo también que estos especialistas se reunieron con los representantes de las Fuerzas Armadas y les plantearon la importancia que veían que esa información, a estas alturas de la vida, estuviera disponible. En las Fuerzas Armadas tuvieron toda la disposición del mundo de hacerlo. Lo que ha faltado, entre medio hubo estallido, pandemia, es la materialización, eso sería muy importante. De la misma manera que sería muy importante quedaran a disposición también nuestros testimonios, que quedaron sometidos a 50 años de silencio, de manera que tanto los tribunales como el Archivo Nacional puedan tener acceso a la información que aportamos, y que toda esa información se pueda de alguna manera digitalizar y al mismo tiempo sistematizar y poder generar los cruces que corresponden. Tomas esa información y la pones por regiones, por fechas, por organismos, por lugares donde las personas estuvimos detenidas, etc. Puedes armar rápidamente y no caso a caso, puedes reconstruir la historia. La inmensa mayoría de esos criminales de lesa humanidad están muertos, pero la historia, la necesidad de conocer la verdad es fundamental. Si está vivo puede ser juzgado, obviamente tiene que ser juzgado. Los 50 años ponen de muchas maneras a las actuales autoridades el desafío de tener que afrontar de una buena vez este tema.

En su año como subsecretaria de Derechos Humanos le tocó hacerse cargo de la aparición de las cajas con testimonios de conscriptos de la época de la dictadura. ¿En qué y dónde terminaron esas cajas de documentos?

Esas cajas se fueron acumulando allí desde el mismo inicio de la Concertación en el gobierno en los años noventa. Los conscriptos han estado organizados desde siempre y los sucesivos gobiernos les fueron diciendo traigan los documentos que son los siguientes: Su carné por ambos lados, el certificado del lugar donde sirvió y si gusta un pequeño relato de qué lo que usted eventualmente sufrió o vio. Eso es lo que han contenido esas carpetas desde su origen. Ahora el Estado de Chile tenía claro, porque si pide esa información es porque tiene claro que hay una deuda con una generación completa de soldados, que eran jóvenes -obviamente- de origen popular, nunca un niño bien cumplió conscripción en forma voluntaria, en ese tiempo era conscripción obligatoria y los muchachos que cumplían allí eran chicos del pueblo. Estos chicos quedaron dentro del servicio militar cuando sucedió el golpe y, además, se vieron forzados, con la excusa por parte de su jefatura, con la excusa del Estado de Excepción Constitucional, a servir al país durante periodos que van de 1 año, 2 años, o más. A veces, incluso, ellos teniendo menos edad de la que correspondía para la obligatoriedad. Pero, la instalación del golpe se prestó también para que levantaran jóvenes que no tenían la edad. Fueron todos los gobiernos recibiéndoles estas carpetas y nunca resolvieron lo que ellos buscaban inicialmente, que era que el Estado les pagara la cantidad de años que ellos sirvieron sin haber recibido ni la alimentación apropiada ni nada, y que les pagaran, porque además habían quedado fuera de la posibilidad de hacer una vida laboral, más o menos normal, porque habían quedado, no solo atrapados dentro del servicio sino que además desprestigiados ante la comunidad, ante la sociedad, porque eran al final la mano a través de la cual actuaba la dictadura. En ese sentido consideraban que la sociedad tenía que conocer lo que les había pasado. Ese era como el discurso y parte de ellos aun lo mantienen. Por supuesto sabía de esas situaciones anteriores porque, primero he dicho en reiteradas oportunidades que nunca solté las poblaciones y, segundo, porque en la población en que vivía sucedieron estas mismas cosas; fueron a buscar chicos que eran bastante más pequeñitos, y cuando regresaron muchos de ellos con estados emocionales y de dependencias, muy alterados, muy mal. Hasta el día de hoy. Es lo que sabía, pero no imaginé nunca que, a los pocos días de haber asumido, si no me equivoco el 14 de abril, llegan en audiencia los representantes de los conscriptos, por lobby. En la conversación señalan que ellos pueden seguir trayendo las carpetas, y mi sorpresa fue gigantesca, en realidad: ¿Qué carpetas? ¿Qué dicen las carpetas? ¿Por qué las carpetas? ¿Qué hacen aquí las carpetas? En fin, pregunté creo que 20 cosas al hilo, y ellos me dijeron con la mayor naturalidad, habían dos o tres, cuatro personas más del equipo, ellos los conscriptos venían representantes por regiones, entonces eran un numero bastante grande, y dijeron con toda tranquilidad, pero si nosotros desde el año 90´ que estamos trayendo carpetas y le trajimos a la subsecretaria primera, a la subsecretaria segunda, y ahora le venimos a traer a usted. Si, pero dónde las dejaron. Entonces dije a ver, hasta aquí llega esta reunión. Primero: ¿Ustedes tienen claro de que existe una obligación de poner a disposición de los tribunales toda información que pueda ser delicada? Entonces, nos estaríamos encontrando frente a una situación en la cual ustedes han estado, a petición de la autoridad, trayendo una información que es delicada que debieron disponer hacia los tribunales y que aquí ninguna autoridad les ha señalado que eso es lo que ustedes tenían que hacer. ¿No? No, si a nosotros no nos pedían para eso, nos decían que era para encontrarles una solución a nuestro tema. Esa era nuestra preocupación. Dije bueno, lo siento, vamos a tener que suspender esta reunión, voy a tratar de encontrar esas carpetas, voy a tratar de saber que han hecho con esas carpetas y después de eso vamos a volver a tener otra reunión en la cual vamos a ver como se resuelve esto. Y me dicen: ¿Qué es lo que va a hacer? Esto hay que ponerlo a disposición de tribunales. Que no les quede ninguna duda que esto tiene que quedar a disposición de tribunales y eventualmente también a disposición del Archivo Nacional.

¿Y de dónde salió la información que estaban ocultas esas carpetas?

Es lo paradojal de todo esto. Termina la reunión, y no sé, no logro imaginar quiénes, quizás de parte de ellos mismos, quizás de alguien del Ministerio (Justicia), no tengo idea, pero en ese mismo instante, casi en minutos de diferencia, se produce una información que dice que tengo ocultas una cantidad enorme de carpetas con testimonios de lo que pasó con los detenidos desaparecidos. Siendo completamente falso. No teníamos la más mínima idea de que es lo que en realidad contenían esas carpetas. Solo sabíamos que era una irregularidad. Dispusimos un equipo que se hizo cargo para buscar todo lo que hubo que buscar. Días más tarde, no muchos, 3 o 4 días más tarde ya sabíamos donde estaban. Era sencillo, entraban por oficina de partes, las antiguas secretarias sabían que habían llegado, las habían ido metiendo en unas cajitas porque nadie había sabido que hacer con ellas, entonces pasaban de una autoridad a otra autoridad, iban quedando ahí en una cajita. Había una necesidad imperiosa, porque el Ministerio, hasta donde entiendo, y la Subsecretaría de Derechos Humanos, no son un kiosco de vender golosinas. Había una cierta formalidad y había una necesidad primero de saber que había ahí en esas carpetas, y por lo tanto había que indexarlas y había que digitalizarlas. Cualquiera fuera el destino que tuvieran, tenía que haber una versión original y una copia. Pero la escandalera en prensa empezó a ser un obstáculo muy serio a poder cumplir con esa tarea. Finalmente, la solución que encontramos con el ministro de la Barra (Guillermo) y obviamente cité de inmediato al ministro Carroza (Mario) para poder ver qué hacer con esto. El ministro Carroza me dijo que el ministro de la Barra con la ministra Plaza (Paola) se podrían hacer cargo. Ellos están allí donde está el Archivo Judicial, están el archivo de la memoria del Poder Judicial, entonces podemos guardarlo ahí. Dije que he considerado la posibilidad de hablar con la encargada directora de los Archivos Nacionales a ver si acaso ellos con sus equipos pueden hacer la digitalización e indexación necesaria. La presión generó una situación en la cual la debida digitalización e indexación tuvo que ser pospuesta, con la eventual perdida de material que aquello pudo representar, pero era un estado de histeria general el que se desató, pero no hubo otra opción que a la mayor brevedad hacer el conteo de la manera más formal, todo lo más riguroso que pudimos ser teniendo además en mi equipo varios historiadores y varios de ellos expertos en archivos. Se hizo el levantamiento, el registro, las actas, sellamos las cajas, les pusimos los timbres del tribunal, los timbres de la Subsecretaría, y fueron dejadas en la bóveda del tribunal. Luego, el ministro Carroza, que coordina a todos los ministros que tienen dedicación exclusiva, hizo una reunión entre ellos, y se distribuyeron las carpetas en función del territorio que cada uno de ellos cubre, y aquello estuvo siendo analizado por los ministros a cargo durante todos los meses que restaron del año 2022. En enero – febrero 2023 habían terminado de hablar, a medida que iba recorriendo el país, con los distintos ministros a cargo y luego oficialmente el ministro Carroza me informó que se había concluido el periplo de investigaciones de parte de los ministros, que en estricto rigor las carpetas no aportaban información sustantiva, que se trataba efectivamente de la inmensa mayoría que decían; quien era la persona, sus datos oficiales, su Rut por ambos lados, el lugar donde había servido, y algunos de ellos hacían mención de situaciones, pero que en estricto rigor cada uno de los ministros de alguna manera ya conocía. Había un par de cositas, parece, no sé exactamente donde, pero se le puede consultar a los ministros que he mencionado, al ministro de la Barra que estuvo a cargo, al ministro Carroza y entiendo que lo que está pendiente es lo que no alcancé a hacer, porque no habían terminado de cerrar el proceso los ministros, lo consulté hace unos días, porque igual me siento super responsable por el tema, entiendo que está en pendiente aún el traspaso de toda esa información al Archivo Nacional, en que todos estuvimos de acuerdo que esto tenía que cerrar así. Es mejor que estén en el Archivo Nacional disponible para los académicos, con las restricciones que corresponden, pero disponible para que la ciudadanía pueda investigar y conocer al respecto. Es lo que hay que asegurar de manera que también, ya sean las personas que investigan en representación de las agrupaciones o las propias agrupaciones, puedan tener acceso a esa información y puedan por iniciativa propia y conocimiento directo llegar a hacerse una opinión. Lo que hay que entender aquí es que ellos llevan buscando una vida entera a su gente, son 50 años, y lo que hay que tener medianamente claro es que si alguien, a algún familiar le dice, mira aparecieron los restos de alguien en tal parte, así sea una persona que la asesinaron hace una semana, pero el familiar siente que puede ser el suyo, de la misma manera si le dicen a una persona, hay unas carpetas y esas carpetas contienen la verdad de lo que pasó con tu papá, esa persona va hacer lo que tenga que hacer para poder tomar conocimiento de que es lo que hay en esas carpetas. Por un lado, es razonable, que se reaccione o que se sobrerreaccione de parte de la prensa. Pero, por otro lado, a ratos hay una falta de criterio de cuidado respecto del tremendo estrés y dolor que se le produce a una familia. Cuando se hace algo sensacionalista, que en el fondo es casi como, te hago un favor, te pego por tu bien. No sé si es la mejor manera de expresarlo. Pero, de verdad sentí que muchas personas lo pasaron pésimo por este hecho, que en realidad a la larga viene a demostrarse que aparte de poner en evidencia, otro de los grandes silencios del Estado y ausencias y deudas y todo lo demás, se les hizo daño a ellos tensionándolos más allá de todo lo razonable. Fui a un montón de lugares, di entrevistas, conté más o menos lo mismo. Con toda calma, conté como había sido el tema, pero claro los familiares estaban escuchando a otra persona que les estaba diciendo “te está mintiendo”. Eso de verdad creo que fue una de las cosas más tristes, estaba tratando con toda el alma de instalar el Plan Nacional de Búsqueda y entremedio pasó esto.

*Entrevista publicada en la edición 20 de revista Grito


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