Saltar al contenido
LOGO 500
Portada » Juicio a las Juntas: Perspectiva histórica de una decisión universal

Juicio a las Juntas: Perspectiva histórica de una decisión universal

Comparte nuestro contenido

Por Maximiliano Sepúlveda Rodríguez

La historia es medianamente conocida: El 9 de diciembre de 1985, tras siete meses de audiencias públicas y más de 833 testimonios, el juez Carlos Arslanian, presidente de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal argentina, leyó el fallo que sentenció a prisión a Jorge Rafael Videla (presidente de facto entre 1976 y 1981), Emilio Massera, Orlando Agosti, Roberto Viola (presidente en 1981), Armando Lambruschini, Omar Graffigna, Leopoldo Galtieri (presidente entre 1981 y el fin de la guerra de Malvinas), Jorge Isaac Anaya y Basilio Lami Dozo a penas de cárcel, cerrando así el proceso denominado “Juicio a las Juntas”.

La historia tras el proceso está llena de complejidades que podrían articular una de las más fascinantes fábulas políticas de la historia reciente latinoamericana, con él, en ese momento futuro presidente, Raúl Alfonsín, diseñando una estrategia para afrontar el proceso incluso antes del fin de la guerra de Malvinas, las enormes presiones de casi todos los sectores para una salida de impunidad pactada, como en Chile, la burda autoamnistía firmada por los militares a días de dejar el poder y que, a diferencia de la Ley de Amnistía chilena de 1978, aún vigente, nadie tomó con consideración y más. Un derrotero apasionante que se sigue escribiendo.

En términos macro, todo el proceso, con sus complejidades y contradicciones, el propio Alfonsín dictó una ley de amnistía sólo un año después de las sentencias, el Juicio a las Juntas mantiene su sello inédito: Es el primer y único hito histórico donde dictadores latinoamericanos fueron juzgados por sus crímenes, y condenados a penas de cárcel por un tribunal competente. Y si bien hubo aspectos procesales inéditos y excepcionales, el juicio se llevó a cabo a través de un tribunal regular, cuestión que pone al proceso incluso por sobre los juicios de Nüremberg, donde los jerarcas nazis sobrevivientes fueron llevados a la horca, pero a través de juicios conducidos por las potencias triunfantes en la Segunda Guerra Mundial. Juicio justo al fin, pero de vencedores contra vencidos, indefectiblemente.

Para revisar el presente del Juicio a las Juntas, conversamos con el Doctor Juan Carlos Arroyo, ex vicepresidente de la Federación Internacional de Derechos Humanos.

¿Cuál es la visión actual del proceso?

El juicio a las juntas es un hecho histórico indudable. Pero la contradicción reside en que se circunscribe a las jefaturas principales, inicialmente. Es un paso importante porque Alfonsín gana las elecciones denunciando un pacto cívico-militar entre el Partido Justicialista y la dictadura, y la evidencia estaba en que había un perdón acordado que el PJ había decidido mantener. Al haber tomado esa iniciativa, la movilización social de juicio y castigo a los responsables fue tan grande que no se podía retroceder. Alfonsín tenía un compromiso adjetivo de seguir adelante. Es por lo que el gobierno decide seguir adelante pero sólo considerando a los generales y almirantes. Otro elemento relevante es que, por primera vez, las víctimas van a declarar como testigos, contando todas las atrocidades que habían vivido, lo que fue generando una indignación general que impulsó el proceso. La sociedad argentina se inclinó entonces por decir, castiguemos, por lo pronto, a estos. E inmediatamente, la información que fue apareciendo en los juicios, hizo que se desencadenaran procesos en los tribunales penales federales, esto hizo que todos los ejecutores materiales de los crímenes, comenzaran a hacer fronda en los cuarteles para que también se les garantizase la misma impunidad de los mandos superiores y que el tema tuviese un límite, lo que no ocurrió porque los tribunales comenzaron a citar a declarar a todos, lo que genera algunas asonadas golpistas, lo que lleva al gobierno a dictar una serie de leyes de impunidad, lo que genera un gran problema porque los tribunales señalan que no pueden seguir avanzando. Luego, llega el gobierno de Menem y comienzan los indultos. Entonces, el problema se agrava ya que se garantiza impunidad a los mandos medios, y se indulta a los superiores. Como decimos acá, nos quedamos sin el pan y sin las tortas. No podíamos ir a juicio por las leyes de Punto Final, y cuando asume Menem, les da el indulto. No teníamos presos ni a los jefes ni a los ejecutores y eso, en lugar de generar desmoralización, generó una enorme indignación, y todos los 24 de marzo, (N. de la R: Día tradicional de marchas de DDHH en Argentina), ya no iban 30 mil, sino que 100 o 200 mil personas a las marchas, con movilizaciones impresionantes.

¿El Juicio a las Juntas fue el inicio del proceso de consolidación democrática que vive Argentina tras seis golpes de Estado sólo en el siglo XX, y la razón por la cual, pese a las sucesivas crisis que vive el país, no haya habido intervención militar?

No. La sucesión de golpes de Estado que vivió Argentina en el siglo XX tiene su origen en que todas las intervenciones militares fueron un fracaso. Fueron intentos sucesivos de irrupción de muy corta vida. Y el último clavo del ataúd del prestigio institucional de las Fuerzas Armadas fue Malvinas. En Argentina no ha habido más intervenciones militares a gran escala desde los 80´ porque los militares están totalmente desprestigiados, al punto de que es difícil ver militares con uniforme en la calle.

A casi 40 años de los juicios: ¿Cuál es la visión de la sociedad argentina actual respecto del proceso?

Bueno, la película (N. de la R.: Argentina 1985, nominada al Oscar en 2022) generó un efecto importante más allá de sus imperfecciones. Curiosamente, la gente joven aplaudía y gritaba contra los militares en el cine durante el desarrollo de la película, no al final. Y pese a todos los esfuerzos de olvido que se impulsan desde la derecha y los medios de comunicación, las nuevas generaciones están haciendo su propio ejercicio de Memoria, entendiendo que hay cosas que, simplemente, no se pueden aceptar bajo ningún punto de vista.

*Publicado en la edición N°21


Comparte nuestro contenido

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *