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Toma 17 de Mayo conmemora tres años de un sueño habitacional y prepara la resistencia

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Por Carlos Concha Olivares / Foto: Acemedia Comunicaciones

En la comuna de Cerro Navia de Santiago, al final de la calle Carrascal, colindando con Américo Vespucio, viven 180 familias. Este año cumplieron tres años cuando un 17 de mayo del 2019, cerca de 145 familias, decidieron ocupar un terreno que estaba abandonado, lleno de escombros y que parecía un basural urbano. En su mayoría eran vecinos/as de Cerro Navia que buscaban una solución habitacional. La historia de esta toma parte como la historia de todas las tomas en Chile: La necesidad de vivir en un lugar digno.

“Este es un proyecto bien bonito. La historia es que este terreno estaba abandonado hace más de 20 años. Era un basural. Nosotros cuando llegamos acá sacamos un montón de basura, limpiamos prácticamente acá. Nos unimos, toda la gente que estábamos acá como toma y el proyecto que teníamos”, nos narra una de las primeras vecinas que llegó a este lugar, Tatiana Martínez, quien es oriunda de Cerro Navia, madre de 5 hijos, viuda, y sin derecho a pensión porque su marido siempre trabajó sin contrato.

Otro vecino, Charlie Álvarez, nos cuenta que: “La historia parte con un grupo de vecinos, todos como allegados, en su gran mayoría, o con problemas de hacinamiento que, en búsqueda de una solución habitacional, deciden, ya producto de la espera durante tanto tiempo en comités y en cosas donde no hubo soluciones, buscamos la solución a nuestra manera, con nuestras manos y así parte la toma. La decisión fue venirnos un 17 de mayo y tomarnos un predio que estaba botado literalmente hace muchos años”.

Toma política

En tres años los/as habitantes de la Toma 17 de Mayo han logrado convertir un terreno inutilizable en una población con pasajes, cancha, escuela, comedor comunitario y club deportivo. Se organizan de manera horizontal y tienen cultura política. Saben por qué están ahí y enfrentan a un sistema neoliberal que no los reconoce. Conviven chilenos, mapuches urbanos, haitianos y venezolanos, entre otras nacionalidades. El agua potable es abastecida por una familia que colinda el terreno, la energía eléctrica es tomada por el tendido y los desechos sanitarios van a un pozo.

Sus habitantes son trabajadores/as, saben que vivir ahí es una concepción de clase, se ve y se escuchan así.

Muchos postularon a subsidios, pero nunca fueron elegidos, por años tocaron las puertas del municipio de Cerro Navia, del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU), del Servicio de Vivienda y Urbanización (SERVIU). Aburridos/as de los comités de allegados, cuyos dirigentes cobran para hacer gestiones y levantan fichas con preferencias arbitrarias, de intentarlo pasaron a realizarlo. Se organizaron en torno a un ideario colectivo: un proyecto político habitacional comunitario, que permita superar la necesidad de vivir en un lugar digno, pero también sobrellevar el hacinamiento en perspectiva comunitaria.

“La idea siempre fue hacer comunidad, alejar las pistolas, el narcotráfico, todo lo malo que se vive en las poblaciones, y aquí entre los mismos vecinos, conocernos y ayudarnos y hacer comunidad”, nos narra Charlie Álvarez.

Pero, no solo se quedan en la proyección de construir un ideal colectivo sino también materializarlo. “Si bien es cierto este terreno no era de nosotros tampoco intentamos quedarnos a la mala con esto. Pensábamos que nos vendieran. Sino que el Estado nos diera una solución porque estamos nosotros acá por necesidad, buscando una solución, una vivienda digna. Al Estado se les olvidó que existimos, que muchas personas no tenemos donde vivir. Hay mucha gente acá en situación de calle, el Estado y el sistema no las ve. Mucha gente que no puede postular a subsidio, y si postula, yo por ejemplo tengo una libreta de ahorro de 26 años, 26 años en espera. Postulé y nunca me salía, que no había subsidio. Ahora hace cuánto tiempo que no hay subsidio. O sino te dan un departamento con dos dormitorios”, nos explica Tatiana Martínez.

Los/as pobladores/as se mantienen informados de toda situación que los afecte. Nunca alejados de la coyuntura política del país, están al tanto de proyectos y represalias que los pudiese afectar a cada habitante o a la misma toma. Por eso, están involucrados en el combate al denominado proyecto ley “Anti-tomas”, que Modifica el Código Penal para castigar con penas privativas de libertad el delito de usurpación, ampliar el período de flagrancia y facilitar la detención de los ocupantes, en la forma que se indica en el documento refundido en el boletín 13657-07 (1).

El texto, tal como lo explicamos en la edición 03 de revista Grito (2), busca aumentar las sanciones y tipificar el delito de usurpación violentas y no violentas; el cual hoy en día está sancionado en los artículos N° 457 y 458 del Código Penal, sólo con multas como tipo de castigo. Para los autores de la iniciativa el aumento de la ocupación de los suelos es porque “es terreno fértil para el fortalecimiento de organizaciones criminales y la instalación del crimen profesionalizado”. Por ello, las penas existentes serían muy bajas.

Ante aquello, los/as pobladores/as de la Toma 17 de Mayo se unieron con otras tomas, comités de viviendas y agrupaciones afines para denunciar esta amenaza. En la actualidad la iniciativa legal sigue en su primer trámite legal, en el Senado, a la espera de la entrega de nuevos informes por parte de la Comisión de Seguridad Pública de la Cámara Alta.

Un pasaje cualquiera de la Toma 17 de Mayo

Familia Guzmán Nieto

El terreno donde se encuentra ubicada la Toma 17 de Mayo pertenece a unas las familias más acaudaladas del país: la Familia Guzmán Nieto. A todo lo narrado anteriormente, los pobladores deben enfrentarse al Poder económico, al gran capital chileno. Conscientes, iniciaron acciones para defenderse ante posibles desalojos y tomaron la iniciativa. Se acercaron a dialogar con los dueños del lugar, pero no hubo respuesta. Otra vez, ni el municipio ni la institucionalidad han siquiera intervenido como posibles garantes o interlocutores con la Familia.

“Lamentablemente, las cosas no funcionaron, la dueña no nos quiso vender, porque ella tiene un proyecto millonario aquí. Se puede decir millonaria, porque es una de las personas más ricas, porque son la Familia Guzmán Nieto, son dueños de casi toda la ENEA, del terreno del aeropuerto, de este terreno y muchos más. Pero a nosotros no nos quisieron vender y no tenemos suficiente plata parece para lo que quieren ellos”, nos cuenta Tatiana.

La dueña mencionada es María Hortensia Guzmán, quien no ha querido vender, todo lo contrario, solo piensa en cómo sacar a los habitantes de la Toma. “Queríamos que nos vendieran a precio de personas dignas, que no tenemos para comprarnos un terreno caro, por algo estamos en una toma. Y no quisieron porque se les viene el proyecto que ellos piensan, que es poner bodegas, Apart Hotel, cosas que les traen mucha plata”, agrega Tatiana.

Y, claro, la Familia Guzmán Nieto tiene intereses en ese terreno que por décadas estuvo abandonado. A través de ENEA Cuidad Aeropuerto, cuyo principal controlador es la Familia Guzmán Nieto, se quiere realizar una expansión inmobiliaria en una zona estratégica y polo de desarrollo multimillonario. “Nuestro acceso inmediato al Aeropuerto de Santiago, permite una ubicación estratégica y urbanización de primer nivel, que nos transforma en un parque de negocios único para Chile y América Latina, con los estándares de las grandes ciudades aeropuertos del mundo. Un núcleo empresarial en constante evolución donde ponemos la innovación, tecnología y conectividad, al servicio de los negocios de nuestros clientes y futuros inversionistas”, se lee en su web.

Para lograr tales objetivos del gran capitalismo criollo es preciso erradicar la Toma 17 de Mayo. No pudiendo lograr que avance a la rapidez deseada el proyecto “Anti-tomas” y con la imposibilidad -de momento- de poder conseguir legalmente un desalojo masivo; María Hortensia Guzmán interpuso querellas particulares, con nombres y apellidos, por “usurpación no violenta”. Los tribunales fallaron contra de 12 familias que tienen hasta el 28 de julio de este año para desocupar el lugar.

Una de las familias afectada por esta resolución es la de Tatiana Martínez. “Somos doce vecinos que estamos demandados. Tenemos la orden de desalojo para fines de julio. Somos doce familias que no tenemos donde irnos. No tenemos dónde llegar. Entonces es fome. Porque uno se sacrificó aquí, invirtió. Si bien es cierto este terreno no era de nosotros, tampoco intentamos quedarnos a la mala con esto. Pensábamos que nos vendieran. Sino que el Estado nos diera una solución porque estamos nosotros acá por necesidad, buscando una solución, una vivienda digna”, nos comenta.

Por su parte, Charlie Álvarez, proyecta que esto solo es el principio de una nueva arremetida jurídica en contra de pobladores, y si no se logra revertir la medida irán por todas las familias que ahí viven. “Somos 180 familias y las familias que en estos momentos están en el medio de esta demanda son solamente 12 familias. Pero como todo funciona en función al poder económico, ya se están haciendo las gestiones para poder conseguir la nómina de los vecinos restantes, para seguir sumándolos a esta querella, y así lograr lo que quiere el Poder, el desalojo y el abandono del lugar”, nos advierte.

Preparando la resistencia

El pasado sábado 21 de mayo, los vecinos de la Toma 17 de Mayo desarrollaron una actividad para conmemorar su tercer aniversario como población. Se efectuaron diferentes actividades culturales y de esparcimiento. Vecinos/as compartieron en torno a sus orígenes a través de una muestra culinaria diversa, como lo es ese lugar. Niños/as jugando en los diferentes espacios y disfrutando de las diferentes propuestas de entretenimiento. Entre medio de los pasajes y de las diferentes áreas, todo pensado en un vivir digno, uno verdadero, desde los pasajes hasta los sitios. Lugares para poder crecer en dignidad. Ahí se leía varias veces el concepto “resistencia”. Porque esta Toma tiene claro que la lucha es de ricos contra pobres, del gran capital v/s pobladores.

“Nuestra idea siempre fue radicarnos acá. En ningún caso la idea fue llegar y tomarnos algo como esperando que nos regalaran, sino que siempre fue con la ilusión de poder comprar. En función de eso cada familia ha organizado la forma de ahorro para tener la base, para poder comprar el terreno. Nuestra idea siempre fue comprar y radicarnos en este lugar”, expresa Charlie.

Pero la pelea no solo es contra la Familia Guzmán Nieto sino también con la invisibilización de sus demandas por parte del Estado. El gran capital y el Estado unidos como máxima expresión de un neoliberalismo voraz.

“Nosotros nos acercamos a Boric, le entregamos una carta en sus manos, en La Moneda chica. Fuimos a La Moneda chica tres compañeras de la toma. Y así y todo no hemos tenido respuesta, no nos han respondido, se le entregó al ministro de la Vivienda (Carlos Montes) una carta en sus manos, tampoco hemos tenido respuesta. Estamos con el SERVIU que nos aplazan y nos aplazan las reuniones, y estamos luchando contra el tiempo. Doce familias estamos contra el tiempo, por esta lucha que hemos dado, porque no tenemos donde irnos y el sistema todavía no nos responde. No sé qué más hay que pedir. No sé si nos quieren ver en las calles con carpas, o en medio de la calle, no sé, porque acá si uno no mete ruido, no pasa nada, no te toman en cuenta. Lamentablemente, aquí esperan que uno haga las cosas mal para reaccionar”, nos indica Tatiana Martínez.

En la misma línea, Charlie Álvarez no manifiesta que: “La verdad es que para los gobiernos mejor no existiéramos. Ellos hacen funcionar la ley en beneficio del poder económico y ha sido una lucha para poder demostrar que estamos en esta lucha, valga la redundancia, por el derecho a una vivienda digna”.

En la Toma 17 de Mayo la lucha de clases no se desvanece ni se acomoda ante las mutaciones del mercado. Todo lo contrario, se fortalece. Pareciera otra época, pero no lo es. Afuera, por el portón de salida, de tiempo en tiempo se turnan patrullas de carabineros para hacer control de identidad a cada persona que sale del lugar.

Entre niños jugando con viejos neumáticos, corriendo en la cancha y pasajes de tierra, a veces detrás de una pelota, cuya defensa y aliados son los mismos perros que recorren ese mismo camino; acaso un andar hacia un sueño de un buen vivir, pero aquel con pies empolvados y manos trizadas de trabajo.

Esos parajes de un proyecto habitacional comunitario se despiden bajo los rayos de un sol de otoño que proyecta luz tibia en un lienzo: “La Toma 17 de Mayo tiene 180 familias, ninguna sobra. Tocan a una nos tocan a todxs. No al desalojo del 28 de julio. ¡Resistencia!”

*Reportaje publicado en la edición N° 12 de revista Grito

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1) Modifica el Código Penal para castigar con penas privativas de libertad el delito de usurpación, ampliar el período de flagrancia y facilitar la detención de los ocupantes, en la forma que se indica (Ver proyecto)

2) Edición 03 de revista Grito: “Agresiva alza de campamentos amordazada por proyecto que reprime la toma de terrenos” (Leer reportaje)


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