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“Tu problema es mi problema”: A 10 años del estallido social de Aysén

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A principios del mes de febrero del año 2012 se iniciaron en la Región de Aysén una serie de movilizaciones, impulsadas principalmente por los pescadores, en protesta por el alto costo de vida en esa Región, el aislamiento, y el abandono histórico del Estado a estos habitantes. El 07 de febrero, la toma del puente Presidente Ibáñez, principal vía de acceso terrestre a Puerto Aysén, marcó el inicio del “Estallido Social” de esa región y fue la presentación en sociedad del “Movimiento Social por Aysén”, una articulación con cerca de 20 organizaciones sociales y sindicales, mostrando una coordinación transversal inédita para el país. Bajo el lema “Tu problema es mi problema” este Movimiento dio a conocer un pliego de peticiones. La respuesta a sus demandas fue la aplicación del Estado Policial y la política criminal del primer gobierno de Sebastián Piñera. Represión, violaciones a los derechos humanos y enfrentamientos dieron comienzo a cerca de 40 días de combates callejeros.

Por: Carlos Concha Olivares

El petitorio consideraba una demanda por sector y rezaba así: Solución al alto costo de los combustibles (petróleo, bencina, parafina, gas, leña); Salud de calidad (infraestructura, especialistas, recursos tecnológicos adecuados); Equidad laboral (sueldo mínimo regionalizado, nivelación de zona, estabilidad para los funcionarios públicos); Generar un procedimiento vinculante (plebiscito, consulta) para que sea la región la que decida sobre dos temas esenciales: la construcción de represas y el respaldo a Aysén como reserva de vida; Universidad pública regional de alta calidad y formación académica nacida de los intereses y necesidades de los ayseninos; Regionalización de los recursos naturales (agua, recursos hidrobiológicos, mineros, silvoagropecuarios); Medidas urgentes para no permitir que siga sucumbiendo la pesca artesanal, producto de políticas públicas erradas que benefician esencialmente a los grandes industriales y exterminan recursos hidrobiológicos, además de entregar derechos de pesca en propiedad y recursos bentónicos para los 3.000 pescadores de la región de Aysén; Rebaja sustantiva en el costo de la canasta básica (electricidad, agua, alimentos esenciales); Pensión regionalizada para los adultos mayores y personas con capacidades diferentes que viven en Aysén; y rutas de acceso para el pequeño y mediano campesino.

Las organizaciones más fuertes del movimiento provenían del sector pesquero, Patagonia Sin represas, los activistas anti-represas, y los sindicatos de la Mesa del Sector Público. Los dos principales voceros fueron los dirigentes de la pesca Iván Fuentes y Misael Ruiz. Pero, también adquirieron protagonismo otros dirigentes, debido a la heterogeneidad del movimiento, uno de ellos fue Julio López Ojeda, en aquel entonces presidente de la Agrupación Nacional de Empleados/as Fiscales (ANEF) de la Región de Aysén. De profesión periodista, funcionario público, Julio López fue parte de las largas jornadas de protestas y, en algo pocas veces visto para un dirigente sindical del sector público, incluso durante toda la revuelta popular del 2019, se sumó como uno más en las barricadas en Puerto Aysén y Coyhaique, rescató los valores de Clotario Blest y Luis Emilio Recabarren para ponerlos a disposición del pueblo patagón, con sentido de clase, relevando la acción directa como un mecanismo más de lucha por la dignidad.

Fue parte de los enfrentamientos contra la exacerbada represión y lo pagó, con una golpiza por parte de Carabineros y años de persecución que terminaron con un despido arbitrario. Demostró coherencia con la fuerza social aysenina y no se dejó seducir por el acicate capitalista del Palacio de La Moneda. Bajo su perspectiva haremos una retrospectiva en el Movimiento por Aysén, que ya forma parte de nuestra memoria rebelde histórica. “En esa movilización los patagones le dijimos al Estado de Chile que queremos ser reconocidos como hijos legítimos y no seguir siendo hijos huachos del Estado. Ser hijos legítimos con los mismos derechos, con el mismo nivel de calidad de vida”, expresa.

Antecedentes

Para López es importante considerar como antecedentes relevantes de lucha popular, y que lo forjaron éticamente como dirigente, el levantamiento obrero en la provincia de Santa Cruz, en la Patagonia Argentina, entre 1920 y 1922; y la guerra de Chile Chico en el año 1918. Aunque reconoce que esos hitos históricos no eran conocidos por todos los dirigentes de la Mesa Social de Aysén, para él son importantes de mencionar. En el ámbito mediático, la Región de Aysén solo había tenido cierto nivel de atención en la erupción del Volcán Hudson en el 1991. Finalmente, fueron los argentinos que ayudaron más que el Estado chileno a resolver las problemáticas inmediatas surgidas producto de esa erupción.

Cuando asume el primer gobierno de Sebastián Piñera en marzo del 2010 lo hace con un amplio respaldo en la Región de Aysén, cerca de un 60%, y con un 51,61% a nivel nacional. A pesar de ese piso político, el gobierno de derecha rápidamente logró destapar la olla a presión que la Concertación supo manipular, ocultar, para mantenerla cerrada. El 2011 se inició con las protestas de Magallanes por el alza del gas, luego el Movimiento Estudiantil puso contra las cuerdas al oficialismo, con amplias manifestaciones en todo el país, y la lucha en contra del proyecto HidroAysén articuló a los/as activistas anti-represas, que instala la lucha medioambiental chilena como una causa nacional e internacional.

Julio López, en nuestra conversación, evoca en reiteradas ocasiones como un preámbulo de las manifestaciones de Aysén, el paro de la CUT a fines de agosto del 2011, cuando en un acto inédito lograron sumar a amplios sectores de los movimientos sociales, ambientalistas, populares y estudiantiles. Marcó esa jornada la quema de una Constitución a escala en la Plaza de Armas de Coyhaique y el levantamiento de la demanda de una nueva Carta Magna vía Asamblea Constituyente. “Creo que eso fue un hito simbólico, un hito super potente para entender cuanta rabia había acumulada por el Estado de chile. No solamente los trabajadores, o de las fuerzas políticas, sino que era una rabia muy transversal”, nos relata López.

Luego, como parte de su programa de campaña, la ANEF de Aysén da continuidad a sus relaciones con obreros y mineros; la que se inició en el 2009 con los mineros en huelga de la Minera El Toqui. Sobre ese evento Julio recuerda que: “A nosotros como dirigentes nos reclamaron y te lo voy a decir en palabras textuales: Qué tenían que andar haciendo nuestros dirigentes mezclándose con los obreros”. A pesar de las recriminaciones, la Agrupación continúo ampliando sus relaciones de solidaridad de clase hasta romper con la cultura hegemónica clasista del funcionariado público. Un último evento, en febrero del 2012, permitió consolidar estas relaciones con el mundo popular organizado. Una llamada de la pareja de un dirigente de la pesca, Honorino Angulo. En un encuentro, el dirigente pesquero pone sobre la mesa la estrategia de los pescadores de querer incorporar a sus reivindicaciones a todos los sectores sociales. El plan era aunar criterios con una demanda por sector en un solo petitorio. La demanda de solución al alto costo del combustible fue transversal y calo hondo en el pueblo patagón. Un proceso para un cambio de paradigma al desarrollo regional comenzaba. La mecha estaba, faltaba prenderla.

Manifestantes heridos por agentes del Estado durante las jornadas de protesta

Represión

A principios del mes de febrero del 2012 inició un proceso de movilización, cortes de caminos, toma de puentes y manifestaciones en las cuatro provincias de la región, las que tuvieron como respuesta por parte del gobierno una agresiva represión policial. Fue el Ejecutivo quien prendió la mecha.

La población se unió para repudiar los atropellos a los derechos humanos. López, de vacaciones con su familia en Temuco, no resiste más y decide volver para luchar en las calles. “Lo estaba pasando muy mal porque mi gente estaba sufriendo. Cuando atacan a Teofilo Haro (Atacado por Carabineros a corta distancia con balines de acero, quedando hasta la fecha con perdigones en el cuerpo y mutilado de un ojo) no aguanté más y me vine solo, mi familia quedó en Temuco. Me vine a luchar. Tenía claro que mi intervención y la de otros compañeros, con mi llegada, la iba encaminar a que la cosa se radicalizara, pero radicalizarla en el sentido que nosotros pusiéramos una resistencia más activa. Como los pobladores o los trabajadores. Y que eso iba a bloquear al gobierno y que probablemente se iba a ver en la tentación de sacar a los militares a la calle”, evoca.

Finalmente, el gobierno no instruyó a los militares recuperar el control político y envío aviones Hércules con carros lanza agua, lanza gases, buses de carabineros y alto contingente de Fuerzas Especiales. A cargo de esos ataques designó a la intendenta regional de esa época, Pilar Cuevas, la que además invocó en varias ocasiones la Ley de Seguridad Interior del Estado. Estas responsabilidades la invalidaron como interlocutora con la Mesa Social de Aysén.

Se iniciaron largas jornadas de lucha callejera, de acción directa, de noche y de día, en varias ciudades de las cuatro provincias de esa región. Memorables fueron los enfrentamientos en el Puente Presidente Ibañez de Aysén. Piedras contra lacrimógenas, escopetas antidisturbios a mansalva y contra máquinas represivas. La convicción por la recuperación de la dignidad perdida fue tanta que hubo días que los manifestantes hicieron huir a las FF.EE de carabineros. La institucionalidad estatal dio paso al control territorial. No hubo delincuencia. Hubo ollas comunes y solidaridad pura. Honestidad ante las mentiras del gobierno. Aparecieron las planchas de zinc para usarlas como escudos, las boleadoras recordaron la fuerza mapuche y el patagón se reconstruyó como sujeto político de derecho.

Pero también hubo demasiada vulneración a los Derechos Humanos. No se registraron muertes en enfrentamientos. No hay cifras exactas de heridos y mutilados. Un problema aún si resolver es la capacidad pública para catastrar de manera precisa y oportuna las violaciones de derechos humanos. Si la persona afectada no denuncia formalmente, es decir, muchas veces enfrentarse a su propio victimario, pareciese no haber otra vía. El Instituto Nacional de Derechos Humanos en un informe reconoce a 77 personas privadas de libertad y 44 personas que constataron lesiones. A medida que pasaban los días la violencia ascendía. Poblaciones enteras gaseadas. Provocaciones constantes. Fuerzas Especiales enajenadas trataron de recuperar el orden público a base de la aplicación de la Doctrina de Seguridad Nacional. La repuesta de la población: autodefensa y autodeterminación ante la opresión.

El patagón al mando de la región, su territorio. Noches de luchas en las poblaciones, en particular en la Pedro Aguirre de Cerda de Coyhaique. Todo tenido un sentido estratégico; los cortes de rutas de los camioneros, la generosidad en las bencineras se multiplicaba, todo lo que tenía que ver con el Estado era destruido, saboteado. Se quemó un guanaco y una micro de carabineros. Algo nunca antes visto. Pero la violencia estatal se acrecentaba, golpiza por doquier, disparos al cuerpo, ataques a sede sociales y sindicales, como la de la ANEF; cuyo espacio llegó a atender 50 heridos en una sola noche. “Se registraron ataques desalmados de Fuerzas Especiales a los pobladores. Pobladores desarmados. Porque, por último, te dijera que andaban armados, uno puede entender que ahí había una relación de uno a uno. Pero no era así, a nosotros como ANEF nos tocó participar del rescate de un adolescente, Camilo Paillapán, que había sido atacado por Fuerzas Especiales de Carabineros, le dieron una paliza estaba en la calle botado, sangrando”, nos comenta López.

El propio dirigente sufrió una paliza por parte de 7 carabineros. La investigación se hizo bien, se supieron los nombres de los culpables, pero estos carabineros testimoniaron que nunca habían visto a López, y así quedaron en libertad y sin responsabilidades.

Para detener este espiral de represión, y ante el constante envío de maquinas represivas y tropas policiales, los dirigentes se tomaron la comisaría de Coyhaique. “Lo que nosotros hicimos ahí no fue ir a exigir más plata para nosotros, más sueldos, ni asignación de zona, ni un reajuste, nosotros fuimos a exigir que parara la represión contra los pescadores en Aysén. Por qué hicimos eso, porque no podíamos ir a Aysén, porque no teníamos combustible para ir a Aysén, para acompañarlos a luchar. Entonces nosotros teníamos que lograr que Carabineros se sintiera vulnerable en Coyhaique”, rememora el ex presidente de la Agrupación de Aysén.

Por esta toma pacífica Julio López fue acusado del delito de sedición impropia y posteriormente por interrupción de otra entidad pública. Ambas acusaciones fueron desestimadas.

Barricadas en Coyhaique

¡Cagamos!

El patagón había logrado revertir la agenda política del país. Por fin tenía la atención que el hijo bastardo siempre quiso tener, que reclamó y logró obtener. Todos los medios locales y nacionales informaban sobre este proceso de movilización. No había un periodista con consciencia de clase que no quisiera estar cubriendo en terreno esa rebelión. El gobierno intentó desde el primer momento aplacar esta manifestación social a través de la violencia estatal. No lo logró. Todo lo contrario. Después, intentó dividir. Negociar a escondidas, en la oscuridad. Ministros de la época se desplazaban a Aysén. Sin éxito. Jaime Mañalich y Pablo Longueira volvían a Santiago enojados ante tanta insolencia. El ministro de Energía de la época, Rodrigo Álvarez, fue quien lideró las negociaciones, pero finalmente su propio gobierno lo dejó fuera de la última instancia, por lo que renunció.

El Ejecutivo intentó negociar en mesas separadas y sectoriales, a modo de dividir el Movimiento Social de Aysén, lo que en un principio no pudo. Después, ofreció un insólito bono de leña, el que no estaba en el petitorio, y cuya intención era confundir al aisenino/a. Aplicó leyes especiales como la Ley de Seguridad Interior del Estado a 22 dirigentes sociales. Los días pasaban, y el desabastecimiento se hacía sentir con la misma fuerza que el cansancio acumulado. El Movimiento decidió, como un gesto de querer dialogar, abrir los caminos solo para camiones que cubrían necesidades básicas de la población. También se aceptó la intervención de los parlamentarios de esa región, lo que posteriormente fue considerado un error táctico, porque estos diputados y senadores solo buscaron “negociar por arriba”, tal como dicta el manual de los partidos políticos chilenos.

Finalmente, la tercera semana de marzo todos los dirigentes de la Mesa Social por Aysén viajaron a Santiago. Perplejas, la ciudadanía y la opinión pública lo perciben como el fin del Movimiento, lo que a larga así fue. Los pescadores se quiebran porque no fueron avisados de ese viaje por Iván Fuentes y Misael Ruiz. Las rutas se abren y se limpian. La población comienza de a poco a volver a esa rutina previa rebelión.

“Lo que pasó es que el gobierno, cuando acepta negociar con nosotros, porque toda esta parte de la historia queda borrosa, sobre todo acá, porque la gente dice pucha los dirigentes fueron a Santiago y entregaron el Movimiento, que nosotros entregamos el Movimiento, que nos fuimos a rendir allá con las autoridades. Lo que pasó es que nosotros lo que negociamos allá fue el retiro de las Fuerzas Especiales v/s el retiro de las barricadas y de algunas barricadas por lo que yo recuerde, ni siquiera todas. Ahora lo que pasó ahí es que hubo otras negociaciones, que el grueso de los dirigentes que estábamos ahí no participamos y eso no lo dicen mucho, quizás por vergüenza. Pero la verdad es que a nosotros el compañero Iván Fuentes, cuando estábamos en La Moneda, varias veces se nos perdió, de adentro de La Moneda. Todos decíamos esto hay que comunicárselo a Iván porque era el líder natural del Movimiento y no estaba, se nos desaparecía y de pronto se abría una puerta de algún salón y aparecía Iván abrazado con algún ministro”, relata Julio López.

Lo cierto es que las dos principales demandas de la Mesa Social de Aysén eran el retiro de las 22 querellas por Ley de Seguridad Interior del Estado y la salida de las Fuerzas Especiales de la Región. Pero el olfato de Iván Fuentes y Misael Ruiz pudo más, o menos. A Iván Fuentes se le pidió no dar señales de rendición ante las cámaras, pero hizo lo contrario. Los dirigentes de la Mesa del Sector Público de Aysén, parte del Movimiento, Joel Chodil (CONFEMUCH) y Alejandro Huala (ASEMUCH) recuerdan ese episodio de una manera muy particular. Cuando se da la conferencia de prensa en el Palacio de La Moneda y el ministro Secretario General de la Presidencia de Chile, Cristian Larroulet, anuncia a todo el país el fin de las protestas, y como broche de cierre se abraza delante todas las cámaras con Iván Fuentes, se escucha a un desolado de Julio López decir: “¡Cagamos!”.

La Mecha

A 10 años de este reventón social queda la sensación en los habitantes de la Región de Aysén que no se ganó nada. Que todo o casi todo fue en vano. Que ganaron los de siempre. En Aysén el costo de vida sigue siendo proporcionalmente muy alto al resto del país y las personas mueren porque no pueden ser trasladadas debido a que las pistas están inhabilitadas producto de los nevazones, o porque carecen de cirujanos. Un sector aislado que continúa viviendo en el siglo ante pasado, dependiendo de las barcazas y la voluntad de su frecuencia.

El viaje a Santiago fue un craso error que no tuvo punto de retorno. Los pescadores apuntaron con el dedo de traición a Iván Fuentes y Misael Ruiz. En junio del 2012, Patagonia Sin Represas se retiró de la Mesa Social de Aysén. Las mesas sectoriales que se instalaron con el gobierno no dieron los frutos esperados. De a poco las organizaciones sindicales y sociales, con sus propios argumentos, se salieron de esa articulación regional. La Mesa del Sector Público de Aysén hizo lo propio en septiembre del 2012. El gobierno no atendía las demandas sectoriales, en el caso de la ANEF de Aysén no quiso reintegrar a exonerados, y el quiebre entre las orgánicas que dieron origen al Movimiento Social de Aysén era evidente.

Teofilo Haro y otras víctimas de la violencia estatal continúan buscando -hasta el día de hoy- justicia y reparación, además luchan en contra del envenenamiento de los perdigones de aceros que no pudieron ser retirados de sus cuerpos.

Iván Fuentes fue diputado por la Democracia Cristiana, financiaron su campaña dinero del sector de la pesca industrial, se supo que incluso recibió dinero por parte de ese sector cuando era dirigente sindical. Pagó estos favores con un párrafo clave de la Ley de Pesca, para mejorar el negocio de esa industria. Ahora vive en un fundo, donde vende leña, en el ostracismo, deseando en la soledad poder volver a caminar tranquilo por las calles de Aysén.

Misael Ruiz obtuvo un camión para el transporte de 11 toneladas, no sé sabe cómo, se vio envuelto en negocios turbios del sector de la pesca industrial con respecto a la cuota de pesca, ganancias de fondos para la pesca, la compra y uso de frigoríficos, algunas de aquellas maniobras junto a Iván Fuentes y Rodrigo Azócar. Desapareció totalmente de la actividad pública y presta servicio a pesqueras industriales.

Alejandro Huala fue alcalde de Coyhaique por dos periodos consecutivos.

Julio López tuvo que renunciar a la dirigencia debido a una enfermedad y posteriormente, en el año 2018, fue despedido de manera arbitraria de la Seremi del Deporte de Aysén. Bien evaluado, sin reclamos a su trabajo, sin sumarios en curso, el único motivo fue la revancha por su rol durante el Movimiento de Aysén; y así se lo ratificó su jefe directo en el seremi del Deporte. El año pasado se presentó como candidato a CORE de Aysén, pero perdió. Ahora es un exonerado.

De las demandas del petitorio, bien poco. Durante el segundo gobierno de Bachelet, en el año 2015, se inauguró la Universidad de Aysén. También, en el 2013 se creó una unidad de diálisis en Puerto Aysén, que era una demanda sentida de la población, debido a que antes debían viajar a Coyhaique.

Pero: ¿Valió la pena el sacrificio? “Al final me da pena, tanto sacrificio que hicimos, imagínate los mutilados nuestros, el mismo Teofilo, los cabros que fueron mutilados. Tengo la mirada histórica, y digo nos sacamos la chucha peleando, peleamos como leones, al menos nos defendimos y perdimos, pero perdimos con dignidad, porque perdimos peleando y mirando a la cara. Ninguno de nosotros agachó la cabeza, para mí eso es lo significante. Para el grueso de la población es que no ganamos nada, que yo no pude comprar harina en un mes y lo perdimos todo, no ganamos absolutamente nada, comprendo esa mirada, pero no la comparto en absoluto. Creo que valió la pena y sentamos un precedente para todo el país y los patagones no somos conscientes del precedente que sentamos para Chile. Estoy seguro de que el estallido del 2019 no habría tenido las características que tuvo si no se hubiesen encendido algunas mechas como las de Magallanes, como la de Chiloé, como la Freirina, como la de Aysén, de los estudiantes, la de Hidroaysén. No fuimos la mecha, fuimos una mecha, pero fuimos una mecha importante. Al menos recuperamos la dignidad. Alguien podrá decir que quedamos más pobre. Puede ser, dímelo a mí que perdí hasta la pega. Pero me siento mucho más digno que antes. Le digo a mi hijo que puedo morir tranquilo porque pelee, porque salí a la calle, lo arriesgue todo. No estuve en un escritorio o fondeado en una sede. Estuve en las barricadas. En Aysén, en Coyhaique, cuando se quemó la micro estaba ahí. Entonces puede ser poco en términos materiales, pero en términos de dignidad avanzamos mucho”, sentencia Julio López.

En el 2019 la Región de Aysén, durante el estallido social, se volvió a movilizar, pero no con la intensidad y violencia del 2012. Aysén tuvo su propia revuelta y en la memoria rebelde histórica ya es la mecha de muchas otras.

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Referencias

Informe Misión de Observación Región de Aysén (ver documento)

Pescando millones en Aysén (Ver nota)

La Batalla de Aysén (Ver vídeo)

Cobertura de las jornadas de protesta de Radio Santa María de Coyhaique

*Publicado en la edición 10 de revista Grito / Todas las fotos fueron cedidas para este reportaje por Julio López


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