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Crónica / Toma PIRO: La lucha por dignidad de las víctimas de trauma ocular

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Por: Carlos Concha Olivares.

Hay  que  tragar  saliva.  No  es  fácil  digerir los testimonios de las víctimas de trauma ocular  de  la  revuelta  popular.  El  drama  al conocer sus casos, sus demandas. La rabia al indagar en sus revictimizaciones y necesidades   particulares.   La   impotencia ante un Estado que prefiere tratarlos como enfermos en vez de reconocer que son víctimas de violaciones de derechos humanos.   Invisibilizados   por   los   medios hegemónicos y la agenda electoral.

Imagínense  lo  que  debe  ser  para  ellos/as. Salieron a protestar y volvieron con un ojo menos.  ¿Y  si  me  pasara  lo  mismo?  ¿O  a  ti te pasara eso? Si no  fuera suficiente, una vez  en  la  UTO  del  Hospital  del  Salvador, recinto en que llegan y llegaron la gran mayoría de  las  víctimas de  trauma ocular el país, se encuentran con los mismos agentes del Estado que les dispararon, quienes en un alto ejercicio de inteligencia policial llegan a la UTO para llevarse detenidos a sus propias víctimas.

Este gobierno no  sólo los mutiló, sino que no ha sido capaz  de  responder  a  sus propios crímenes, hacerse cargo de su propia     guerra,     negacionistas     que     no pueden reconocer la sistemática violación de derechos humanos a la población manifestante.  Como  medida  de  mitigación implementaron de manera unilateral el Programa Integral de Reparación Ocular (PIRO). Para las víctimas de trauma ocular y sus familiares este programa resultó insuficiente desde el primer momento.

El PIRO es centralista y a las personas de regiones sólo a veces les devuelven el pasaje y muchos de ellos deben pernoctar en la noche en el bandejón central del Parque Balmaceda de la comuna de providencia.

Los  vacíos del  programa y  la  incapacidad de  respuestas a  las demandas obligaron a las víctimas de  trauma ocular, articuladas en la Coordinadora Víctimas Trauma Ocular, a tomarse las dependencias del PIRO, ubicadas en la comuna de Providencia de Santiago.    La    ocupación    se    efectuó    el pasado 05 de noviembre. Hasta el cierre de esta  edición  las  respuestas  han  sido  nulas. Solo comunicados con abultamientos en las cifras y atenciones, vendiendo el éxito en esta sociedad de consumo.

“Me vi con el ojo colgando”

“Yo  me  vi  con  el  ojo  colgando”,  nos  cuenta Jorge.   “Ese   es   el   trauma   que   tengo   que superar”,    agrega.    En    lo    inmediato    las víctimas de trauma ocular necesitan terapia con “enfoque de género y en derechos humanos”,     nos     explica     Pablo.     No     le encuentran sentido a sentarse con una psicóloga a contarle una y otra  vez  lo mismo.  Requieren  de  terapia  inmediata  y que también la realicen profesionales que tenga la capacidad de entender que no todos/as responden de la misma  manera ante una situación traumática y su posterior proceso de asimilación.

“Muchos  de  los  muchachos  perdieron  sus trabajos,   sus   familias,   sus   parejas”,   nos narra  Albano.  Muchos  de  los  fondos  salen de    completadas.    Son    críticos    con    el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH).   Los   mutilados   también   requieren que esas terapias sean acompañadas  por una   reinserción   social.   Lamentablemente, ha sido todo lo contrario, son maltratados, marginados,   tratados   de   “tuertos   culiaos” por   guardias   del   hospital.   Se   encuentran con Carabineros en ese recinto, en  una burda provocación, con los mismos que los mutilaron y que  después  querían detenerlos;   los   mismos   con   los   cuales tienen querellas en su contra por abuso de poder y en su mayoría por apremios ilegítimos.   En   fin,   por   ser   violadores   de derechos  humanos.  Causas  que  por  cierto avanzan muy lentas.

Muchos de ellos, una vez se les opera, son sacados a las calles, solos, en la  indefensión, con  el  riesgo  de  sufrir  aún  más  daño.  Para  todo  se  les  ofrece  remedios,  pastillas,  “no aceptaremos   que   nos   dopen”,   nos   asegura   Jorge.   El   personal   que   les   ayuda   está expuesto  al  despido.  De  hecho,  así  fue.  Muchos/as  de  los/as  trabajadores/as  de  la  UTO que solidarizaron con sus demandas fueron desvinculados este año. Fueron múltiples las razones para tomarse las dependencias del PIRO, oficinas que en su segundo piso eran ocupadas por personal de la constructora a cargo de la ampliación del Hospital del Salvador.  “Este  inmueble,  el  que  vemos  atrás  de  nosotros,  fue  conseguido  gracias  a nuestra lucha”, nos expresa Albano.

Las víctimas de trauma ocular salieron a  protestar por otro país y  ahora lo  hacen en contra de un sistema neoliberal que los trata como a cualquier enfermo. PIRO de integral bien  poco.  Por  eso  muchos/as  de  ellos/as  desertaron  de  este  programa.  Pero,  tienen claro que fueron víctimas de violaciones de derechos humanos  y  que  -también-  un primer paso es reconocerse como tal y  reivindicar desde esa  postura la  reparación, verdad y justicia, para un nunca más.

Para ellos y ellas la fiesta de la democracia aún no llega.


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