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«Rescate a la escondida historia de nuestra patria»: Reconocimiento a personal de Fuerzas Armadas y de Orden que se negó a participar del golpe militar antipatriótico

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Por Carlos Concha Olivares / Foto: Acemedia Comunicaciones

En todas las materias de fondo a tratar relativas al Golpe de Estado del 11 septiembre 1973 hay muchas que se prefieren callar, omitir o silenciar. Una de ellas es la negativa de un sector del personal de las Fuerzas Armadas y de Orden en participar de un golpe militar antipatriótico, quienes defendieron la Constitución Política de la República de Chile de 1925 y respetaron el mandato del Presidente Salvador Allende Gossens.

Este año, en el marco de las múltiples actividades de conmemoración del quincuagésimo aniversario del Golpe de Estado cívico-militar, en una sala bien oscura, pequeña para la ocasión, pero llena, más precisamente en el aula magna de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, se efectuó un reconocimiento a estos funcionarios, por primera vez desde el retorno a la democracia, en el “Acto homenaje a Militares y Fuerzas de Orden Constitucionalistas”.

En una actividad cargada de emociones, familiares y presentes recordaron a personas que dieron sus vidas por sus convicciones, algunos están muertos, y los que siguen vivos superan todos los 70 años.

Se escucharon los nombres de Miguel Nash, militante del Partido Comunista, joven de 19 años que hacía su servicio militar en Iquique, cuando fue ejecutado en 1973 por negarse a empuñar las armas contra su propio pueblo. René Schneider, comandante en jefe del Ejército, quien fuese asesinado en 1970 por un comando terrorista de derecha que contaba con el apoyo de la CIA, con el objetivo de promover un golpe de Estado. Alberto Bachelet, general de la FACH, quien se opuso al golpe militar y murió en marzo de 1974, tras sufrir largas sesiones de torturas, incluso infligidas por sus propios compañeros. Carlos Prats, comandante en jefe del Ejército, asesinado en 1974 en un atentado en Buenos Aires, en Argentina. Pagó con su vida su negativa a participar y apoyar la intervención militar.

También, se pudo conocer cómo, desde el inicio del gobierno de la Unidad Popular (UP), en 1970, sectores políticos preveían un posible golpe de Estado para frenar la vía pacífica al socialismo. Por ello, comenzaron a ingresar a todas las ramas de las fuerzas armadas militantes de la UP para organizar células, compuestas principalmente por oficiales y suboficiales, con el propósito de generar un proceso de acumulación de fuerzas al interior de las fuerzas armadas para defender el proyecto de la UP.

Discursaron el ex cabo segundo de la Armada, Pedro Blazet Castro, quien contó su testimonio como prisionero. El ex capitán de la Fuerza Aérea, Raúl Vergara Meneses, que sostuvo sobre este encuentro como un “rescate a la escondida historia de nuestra patria”. Se leyó un mensaje de la ex teniente de carabineros, Isabel Jiménez. El ex inspector de la Policía de Investigaciones, Gastón Neira Monje, explicó que el golpe de estado fue civil y militar porque “está la mano civil del fascismo y la mano de obra de las fuerzas armadas”.

Por último, Pedro Araya, hijo del comandante Arturo Araya Peeters, edecán del presidente Allende, entregó un abrazo a cada uno en nombre de su padre.

Condenas y demandas

Si es que no eran asesinados, la sedición y el motín frustrado fueron las principales figuras jurídicas que se utilizaron para condenar a estos funcionarios que se negaron a participar de la intervención militar. La mayoría cumplió entre 10 y 15 años de pena en cárceles y campos de concentración del país. Al salir de sus sentencias, fueron perseguidos y hostigados por sus pares y se vieron obligados a partir al exiliado ante la imposibilidad de sostener una vida en su país.

Los relatos se sumaron hasta escuchar como en las tumbas de los recuerdos reflotaban episodios de tormentos en los sobrevivientes. El cambio de vida drástico sin elección, para nunca más ser el mismo. Fue el precio que pagó una generación de agentes del Estado. La lealtad, las convicciones, el sacrificio, valores que se perdieron, que se volvieron a sentir, que se anhelan, pero que fueron consumidas por el proyecto dictatorial y su neoliberalismo.

Se entregó un diploma a familiares de miembros de las Fuerzas Armadas y de Orden que fueron ejecutados. Los sobrevivientes exigen que al menos un gobierno haga la diferencia y concrete sus demandas, las que en líneas generales son ser reintegrados a sus funciones para poder ser dados de baja con todos sus derechos y disculpas públicas por parte de las máximas autoridades de las FF.AA y policías.

Destacada fue también la participación del grupo Ulkantu, el Arte de Cantar, integrado por ex prisioneros de las Fuerzas Armadas durante la tiranía y que se formó durante esa época.

Este acto fue organizado por la articulación denominada Comité de Iniciativas Populares de Conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado.

Publicado en la edición N°23 de revista Grito


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