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Informe sobre ex conscriptos complica a Subsecretaría de DD.HH y confirma responsabilidad de Lorena Fries

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Por Carlos Concha Olivares / Foto: Acemedia Comunicaciones

El 09 marzo 2018, la entonces subsecretaria de Derechos Humanos, Lorena Fries Monleón, firmó el documento, Ordinario N°285: “Informe de resultados-Mesa de Trabajo sobre situación de ex soldados conscriptos 1973-1990” de la Subsecretaría de Derechos Humanos/Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. El texto fue distribuido a Agrupaciones de ex soldados conscriptos, al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, al gabinete de la Subsecretaría de Derechos Humanos y a la Oficina de Partes, Archivo y Transcripción. También llegó una copia a la Comisión de Derechos Humanos y Pueblos Originarios de la Cámara de Diputados/as.

El documento, al cual tuvo acceso revista Grito, sintetiza los resultados de la mesa de trabajo entre la Subsecretaría de Derechos Humanos y 9 agrupaciones de ex soldados conscriptos, efectuada entre los meses de julio y diciembre de 2017. La principal razón de la instalación de esta instancia es que las personas que realizaron el Servicio Militar Obligatorio (SMO) durante la dictadura cívico militar, entre los años 1973 y 1990, demandan ser reconocidos como víctimas de violaciones de derechos humanos durante ese periodo y poder acceder a las distintas medidas de reparación; como pago de asignaciones, por exceso de tiempo servido y por fallecimiento, entre otros.

Para redactar este informe las partes se reunieron 7 veces, fueron recibidos un total de 5.988 testimonios individuales de todas las regiones del país. Para la elaboración final del documento se analizaron 200 casos elegidos de manera aleatoria, que realizaron el SMO en distintos regimientos del país, con un tiempo de servicio de 1 hasta 4 años, y que al momento de la entrega de las conclusiones tenían un promedio de edad de 58 años. A todo relato personal la Subsecretaría solicitó el mayor detalle posible. A las Agrupaciones se les pidió acompañar los relatos con el certificado de cumplimiento del SMO y otros antecedentes que permitiera comprobar la veracidad de las denuncias.

Cultura de violencia y tortura

Para las Agrupaciones de ex Conscriptos ellos son víctimas de crímenes de lesa humanidad y entregan testimonios en ese sentido, para poder exigir beneficios y reparación como víctimas. El informe concentra su síntesis en una parte del ethos cultural del Ejército: “Un disciplinamiento militar basado en el abuso y la violencia”.

En la recopilación de antecedentes hay testimonios que son brutales y por eso hay que detenerse un momento para entender la mentalidad de los militares en esa época, cuando la tortura era parte del entrenamiento.

«Nos hacían matar perros, haciéndonos creer que eran nuestros enemigos y sacarles el corazón con los dientes, los matábamos con corvos porque éramos comandos nacidos para matar”.

“A veces los hacían comer excremento, solo para comprobar cuánto poder tenía un superior nuestro».

“Nos amarraban a una cruz de pie y manos, golpeándome a patadas y puños hasta quedar inconsciente y sangrando, anteriormente nos habían puesto la corriente sentándonos en una silla que tenía cable en cruz y enchufaban la corriente sin ropa».

También, se puede leer que existió discriminación por ser mapuche y por la descendencia étnica. A su vez, había una particular represión y fijación por personas con familiares militantes de izquierda y/o por sus ideas políticas.

«Me llevaron a una oficina y me preguntaron si tenía un familiar que pertenecía a un partido político y yo les dije que mi padre era comunista. Desde ese momento sufrí persecución política, me colocaban corriente en los pies, testículos. Metían mi cabeza en las letrinas, me pegaban con palos en la cabeza hasta dejarme inconsciente para que entregara información de las actividades políticas de mi padre».

Pero, una de las partes más desquiciada de los relatos es cuando se comprueba que se utilizaban a los conscriptos para enseñar a otros soldados a torturar. Algunos casos rezan así:

«Me colocaron magneto (corriente) en la boca y los testículos para enseñarle a unos como se torturaba, además de golpes de pies y puños permanentemente».

«Me golpeaban permanentemente con fusil o cualquier objeto que tuvieran en la mano, nos llevaban al desierto y me torturaban colocándome corriente en los testículos. Realizaban ejercicios de guerra y me tomaban prisionero torturándome. Me colgaban a los árboles de mis testículos, metían mi cabeza en animales muertos».

Asimismo, se habla de violencia sexual como un patrón recurrente. «Había clases que abusaban sexualmente de los soldados, nadie podía decir nada», señala un ex conscripto. En estas situaciones las víctimas suelen callar por las dificultades en reconocer públicamente -o ante sus familiares- estas vivencias o por lo traumático del recuerdo.

Participación en violaciones de derechos humanos

Si bien es cierto el informe en cuestión centra su análisis en experiencias de abuso y violencia vividas por los ex conscriptos durante su SMO, dentro del mismo se indica que los conscriptos presenciaron actos graves de violaciones de derechos humanos durante la tiranía. Se habla que una mayoría de conscriptos no participó en crímenes de lesa humanidad y violaciones de Derechos Humanos, pero si que los presenciaron. El documento confirma que los conscriptos prefieren evitar hablar de estas vivencias por temor a represalias.

“En algunos casos se reconoce participación en la custodia de prisioneros, allanamientos, detenciones, así como en la perpetración de graves violaciones a los derechos humanos. Otros relatos refieren a cómo los conscriptos eran obligados a mantener malos tratos hacia transeúntes en horas de toque de queda o hacia prisioneros, detallando las represalias que sufrían en caso de no tratar a dichas personas”, se indica en el informe de la Subsecretaría de Derechos Humanos.

El documento de este servicio no profundiza en esa materia y solo le da un tratamiento ligero describiendo a la conscripción como “un instrumento utilizado por el proyecto represivo de la dictadura”, y que forma parte de una experiencia compleja vivida por soldados que hicieron su SMO durante dicho periodo.

Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, lugar donde funciona la Subsecretaría de Derechos Humanos

Responsabilidades inconclusas

El documento refleja con claridad las diferentes vejaciones sufridas por los conscriptos en la época de la dictadura cívico militar y sus secuelas. Algunos se han suicidado otros sufren hasta el día de hoy: “Con mucha frecuencia se refiere a las consecuencias que produjo la ingesta constante de piedra alumbre, la que estaba presente en buena parte de sus comidas. Esto, se indica, habría sido la causa de enfermedades degenerativas, cáncer y disfunciones sexuales”.

No obstante, el informe enfatiza que el proceso para ser considerado en este país como una víctima de crimen de lesa humanidad ha sido cerrado, porque sus diferentes Comisiones de Verdad han concluido sus labores. Posteriormente, efectúa una serie de recomendaciones cuyo centro está basado en el respeto a la legislación internacional en materia de Derechos Humanos y en fortalecer la educación en Derechos Humanos para todas las Fuerzas Armadas.

Por otra parte, este informe, por muy afuera que sea de su propio propósito, trata con tibieza la posibilidad de obtener datos con respecto a violaciones de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad perpetrados durante la tiranía. Se confirma que conscriptos presenciaron actos de barbarie y no se les da garantía alguna para poder indagar al respecto y obtener más información. Cuestión que la propia Subsecretaría de Derechos Humanos ha sido incapaz de responder hasta el día de hoy. La mera posibilidad de poder encontrar un zapato o un hueso de algún detenido desaparecido no ha sido suficiente aliciente para la principal institución de derechos humanos del país.

Finalmente, este informe da cuenta que la subsecretaria de Derechos Humanos en el 2018, Lorena Fries Monleón, estaba al tanto de todo este trabajo porque el documento lleva su firma. En el mundo de las conjeturas puede ser posible que haya firmado un documento oficial y de importancia para la búsqueda de la verdad sin leerlo. En ambos casos, y mundos, tiene responsabilidad sin asumir y su negligencia es grave para una funcionaria pública que ha de velar y dictar directrices en relación con el respeto a los Derechos Humanos; más considerando que ha basado su carrera política como supuesta defensora de Derechos Humanos.

*Informe ex soldados conscriptos entregado a Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados (Ver documento)

*Artículo publicado en la edición N° 13 de revista Grito


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